Si a un chico de origen humilde de Uruguay le plantearan ser titular en un Juventus – Barça, seguramente se echaría a reír incrédulo, aunque después de ver el caso de Ronald Araujo tal vez se lo piense dos veces. El joven central de Rivera, una ciudad fronteriza con Brasil, estuvo en contacto con el fútbol desde chico, cuando su madre vendía tortas fritas para el Huracán de Rivera, club de la ciudad donde Araujo empezó a jugar a fútbol.

Entre 2016 y 2019 creció a pasos agigantados entre Rentistas y Boston River, proceso durante el cual modificó su posición. Sergio Cabrera, entrenador de los primeros, vio en él más cualidades como defensa central que como centrocampista ofensivo, demarcación en la que jugaba hasta el momento. Este paso fue clave hasta la actualidad, ya que los rasgos que mantiene como centrocampista le ayudan mucho a su papel como defensor en un club con un estilo tan definido como el FC Barcelona.

Su fichaje por el Barça B responde exclusivamente al acierto de Ramón Planes, que lo tenía ojeado desde su periodo en el Getafe. El Real Madrid preguntó por él, pero Planes, ya en la secretaría técnica del Barça, lo tenía más que hablado con el jugador. Tras dos temporadas en el filial azulgrana, empezó la campaña 2020/2021 con el dorsal número 4, con ficha del primer equipo y con una responsabilidad excepcional para un jugador de su edad.

Este está siendo el año de Ronald Araujo. Con tan solo 21 años, se ha consolidado como tercer central en el primer equipo, solamente por detrás de jugadores de talla mundial como Gerard Piqué i Clément Lenglet. Además, el pasado 13 de octubre debutó como titular con la selección absoluta de su país, Uruguay, junto a una leyenda charrúa como Diego Godín. Y su siguiente reto será la Champions League.

Un penalti tan desafortunado como innecesario de Piqué en el encuentro pasado contra el Ferencváros, que le acarreó la expulsión, dejaba cojo el centro de la zaga para el siguiente partido. Con Umtiti todavía con molestias, fuera de la dinámica del equipo, y vista la falta de planificación deportiva que frustró la llegada de Èric Garcia, Araujo debe ser y será el responsable de ocupar el central diestro ante el partido contra la Juventus de Turín.

Araujo, en el encuentro ante Ferencvaros tras la expulsión de Piqué | Getty Images

El encuentro que se aproxima será, sin duda, el más exigente de toda la fase de grupos. Enfrente, jugadores de una calidad innegable como Paulo Dybala, la promesa Dejan Kulusevski, el exbarcelonista Arthur Melo o el temido goleador Cristiano Ronaldo, cuya participación está en duda hasta el último momento debido a su positivo en COVID-19. Y en la lista del Barça para visitarlos, solamente dos defensas centrales. Óscar Mingueza, lesionado, era el único elegible del filial para completar esta lista, ya que el resto de posibles centrales no cumplían los requisitos de la UEFA para estar convocados con el primer equipo.

Araujo deberá asumir más responsabilidades que nunca. Piqué es el líder de la zaga y, sin él, la organización de la línea correrá a cargo a partes iguales de Lenglet y el propio charrúa. Es su gran noche para consolidarse como un defensa central del máximo nivel. Para sumarse a la camada de promesas que ya encabezan Ansu Fati y Pedri. En definitiva, para reafirmarse como presente y futuro de uno de los clubes más grandes del planeta: el Fútbol Club Barcelona.