La Liga 22/23 no sería tal sin Robert Lewandowski. El polaco aterrizó de pie en Barcelona y tiró del carro en la primera vuelta, con un impacto devastador en cifras y en confianza. Pero el mundial lo cambió todo. El rendimiento del polaco bajó en picado y obligó al Barça a facturar cada gol y rentabilizar cada ventaja: su facilidad para anotar se había esfumado. Perdido desde entonces, ha sido agravante y no solución para los problemas futbolísticos que se le planteaban a Xavi. Pero algo ha cambiado.

0-0 en el Diego Armando Maradona. Pedri recibió el balón y ya tenía la jugada dibujada en la cabeza. Control y asistencia a su killer, por el único espacio que quedaba entre la fornida defensa del Nápoles: entre las piernas del marcador. Habíamos visto la jugada mil veces durante la temporada. Lewandowski se hacía con el balón con su par encima y no era capaz de ejecutar la jugada. Pero esta vez no fue así. El polaco controló, giró, se generó el espacio y definió a la perfección para adelantar a los culés.

Lewandowski celebrando el gol (Photo by Francesco Pecoraro/Getty Images)

Llega la hora de la verdad. Sin opciones en Liga, el equipo necesita asegurar la Champions y presionar a Madrid y Girona, por aquello de “y si…”. Y la Champions. El Nápoles consiguió reponerse a su gol y, tras empatar el partido, lo dejó todo para Montjuic. Mucho en juego: la Champions, dinero, orgullo y prestigio. Y Lewandowski se ha puesto a punto, para ayudar a los suyos cuando más lo necesitan.