Nadie dijo que ser portero fuera fácil. Es la única posición que no permite cometer errores. Las paradas suman, pero los fallos restan mucho más, y pasas de héroe a villano en cero coma. Pues estar bajo los palos de la portería del FC Barcelona es una misión no apta para cualquiera porque siempre vas a estar en el punto de mira. Ese antagonismo es el que ha tenido que soportar la figura de Marc-André ter Stegen durante estas dos últimas temporadas en Can Barça. Parecía ayer cuándo aquel joven guardameta de 22 años procedente de Mönchengladbach aterrizaba en la Ciudad Condal de la mano de Andoni Zubizarreta -uno de sus mayores aciertos al mando de la secretaría técnica del club- pero, la realidad es que el tiempo vuela, y ya han pasado ocho años desde aquel entonces.
Cuatro años de calvario
La temporada pasada fue la segunda peor de ter Stegen con el Barça a nivel estadístico: en 35 partidos disputados, 34 goles en contra-sale casi a gol por partido-, 11 porterías a cero y una media de 2,17 paradas por partido, siendo ambos indicadores los más bajos de sus ocho temporadas en el club. Sin embargo, no todo fueron sombras en un año en el que, pese a que no se consiguió alzar ningún trofeo, Marc tuvo momentos de lucidez en los que dejó destellos de su mejor versión, sobre todo a mitad de temporada. No obstante, la evidente crisis de confianza del guardameta alemán hizo mella en su seguridad a la hora de tomar decisiones arriesgadas -a las cuales nos tuvo “malacostumbrados” durante años- y resolver con éxito situaciones de peligro. Y todo por esa maldita rodilla derecha… No es habitual que tu portero titular se pierda los primeros ocho partidos de Liga por lesión, pero ni mucho menos que esté más de 100 días inactivo porque, al final, tras cuatro años de problemas en esa rótula, tenga que operarse y empezar de cero.
El resurgir del capitán sin brazalete
Muchos eran los vídeos que circulaban por redes en los que se comparaban las paradas de Marc en su mejor momento con las del año pasado, y también eran muchos los “pseudoexpertos” en reumatología -y oportunismo- que afirmaban que ya no volaba igual porque esa rodilla ya no despegaba como antes y por miedo a volver a lesionarse… Pero si de un material ha demostrado estar hecho el guardameta alemán es de acero inoxidable; no solo se ha hecho inmune al dolor que le causaba esa rodilla derecha, sino también a las críticas y al famoso ‘run run’ del Camp Nou que le ha acompañado a lo largo de esta temporada. Ter Stegen siempre ha sido ‘uno’ con el club y la ciudad. Pasión y devoción por el equipo, interés y cercanía con los aficionados, naturalidad y espontaneidad con los ciudadanos… Siempre ha dado la cara ante la prensa o a través de las redes tras muchos momentos complicados durante estas últimas temporadas; el capitán sin brazalete para muchos, pero el malo de esta historia para otros…
En términos futbolísticos, nunca ha sido un portero de cifras, sobre todo si tenemos en cuenta los daños colaterales causados por las lagunas defensivas durante los últimos años. Marc siempre ha sido más bien de acciones y momentos que siempre quedarán en la retina de los culés -incluso de aquellos que han querido borrarlos de sus mentes tras su última campaña-. Parecía que ya casi nadie se acordaba de aquella parada en dos tiempos a Lewandowski -ahora compañero de equipo- que valió el pase a la final de Berlín en 2015 y que fue reconocida merecidamente como la parada del año, o de aquella actuación para el recuerdo contra el Sevilla en Liga en 2018, en la que se convirtió en un auténtico coloso inexpugnable, o de todos los penaltis que ha parado para salvar los muebles en incontables ocasiones… Pero tuvo que volver a aparecer el pasado sábado contra el Rayo Vallecano para recordarles a todos aquellos que ya se habían olvidado de que el Superman alemán nunca se fue.