Lleva siendo una de las insignias del vestuario blaugrana desde su llegada, la temporada del famoso triplete siendo él titular en Copa y Champions. Marc-André, capitán sin brazalete, se ganó a toda la afición con su juego de pies, sus reflejos, y su gran autoridad en el 1 contra 1. Pero, sobre todo, su cercanía, sencillez y capacidad de adaptación como vecino de la Ciudad Condal es lo que le ganaron el respeto de todo Can Barça, club del que el arquero ha puesto sus valores por bandera desde antes incluso de su fichaje.

Pero a perro flaco, todo son pulgas. Tan mimetizado se encuentra con el equipo que está pasando por una de las rachas más grises de su carrera deportiva, al mismo compás que todo el conjunto culé. El rotundamente nefasto inicio de temporada del Barça no está ayudando a remontar, ni anímica ni futbolísticamente, a uno de sus jugadores estrella, que ya acusaba un bajón de ritmo en la clausura del pasado curso, tras la cual tuvo que tomar la decisión de pasar por quirófano y perderse la Eurocopa con el objetivo de poner remedio a sus dichosos problemas en la pierna derecha.

Imponente foto de la derrota en el metropolitano. Fuente: Getty Images

Las estadísticas lo revelan: ha encajado 10 goles en los últimos 7 partidos con la camiseta barcelonista. Ni es el culpable del mal momento del equipo, ni se pone en duda que sea el portero idóneo para el Camp Nou, con unas cualidades imprescindibles como cancerbero que para Zubizarreta, acertadamente, son dignas del sucesor de Víctor Valdés. Sin embargo, en los últimos tiempos se echa de menos que se ponga la capa de superhéroe para salvar el día, es decir, que realice paradas decisivas de esas que aúpan a los guardametas a la gloria. Su registro ahora mismo se halla en 1,8 de media, muy lejos de su mejor versión (3,39 en la 2016/17). Y en Champions, su sangría encajadora es especialmente preocupante: en dos partidos (contra Bayern y Benfica) ha recibido la friolera de 6 goles, contrastando sobremanera con su media habitual, de 1,17 tantos recibidos. Remarcando que la explicación se encuentra en la debilidad defensiva general del equipo, llama la atención que en estos dos partidos ha realizado siete intervenciones, mientras que su media se halla en 2,8 paradas por encuentro. Marcada en el pecho lleva la sombra de las noches negras vividas en Europa, que últimamente son muy frecuentes: Turín, Roma, Liverpool y Lisboa. De película de terror con el himno de la Champions de fondo.

Después de siete temporadas en Barcelona, Ter Stegen quiere volver a encarnar a Cristo de los Milagros, y como tal está recibiendo señales. La primera, su reciente titularidad con Alemania en el encuentro contra Rumanía de clasificación para el Mundial, supliendo eso sí a un todavía indiscutible Neuer que sufría de molestias en el aductor. Consiguió la victoria Müller en los últimos minutos, pero Marc-André se fue a casa con un gol encajado en los primeros 10 minutos: Hagi abrió la lata rumana tras irse de Rüdiger.

Ter Stegen, tras encajar el temprano gol de Rumanía. Fuente: Getty Images

La resurrección de Ter Stegen irá de la mano con la del Barça, y optimismo no le falta, siendo un habitual trabajando y dando la cara ante la afición. su plan es volver más fuerte de este parón de selecciones, y arrastrar al vestuario con él. En sus palabras: “¡Hagamos esto juntos! ¡Força Barça!”