Visitaba el Camp Nou un siempre correoso Sevilla de la mano de Julen Lopetegui con el objetivo de poner contra las cuerdas a un conjunto culé que prescindía de Griezmann en el once inicial y en el que partían Dembélé y su compatriota Todibo, en lugar del sancionado Lenglet.
Comenzaron los hispalenses muy entonados, buscando constantes llegadas de peligro por la banda izquierda culé, hoy custodiada por un buen Nélson Semedo. Ocampos y Jesús Navas estaban siendo dos puñales para los de Lopetegui durante los primeros minutos de juego y fruto de ello llegó la primera para los andaluces tras un buen remate a un centro lateral de Luuk De Jong, pero que un atento Ter Stegen mandaría a saque de esquina.
El Barça parecía animarse pero veía como el conjunto visitante daba mayor sensación de peligro, sobre todo en el juego aéreo. Las llegadas por banda generaban córners que los sevillistas trataban de aprovechar, algo que finalmente no pudieron hacer por culpa en parte de un desafinado De Jong. El delantero neerlandés las tuvo de todos los colores pero no fue capaz de ver puerta.
Los de Valverde iban salvando poco a poco las acometidas de su rival y empezaban a generar las primeras ocasiones, hasta que llegó el gol que abrió la lata. Semedo, que estaba sufriendo en defensa, se prodigó en ataque para asistir con un buen centro a un Luis Suárez que, con un espectacular remate de chilena, batía a un Vaclik que poco o nada pudo hacer.
A partir de ahí los blaugranas empezaron a sentirse más cómodos y poco después, pasada la media hora de juego, anotaban el segundo, obra de Vidal tras un buen pase filtrado de Arthur. El gol del chileno tuvo cierta emoción ya que fue el VAR, tras varios segundos de espera, quien confirmó la posición legal del mediocentro culé.
Fue en esos minutos, con un Sevilla noqueado, cuando aprovecharon los locales para cerrar el encuentro. Una pérdida de balón en la salida de Fernando Reges dejó en bandeja a Ousmanne Dembélé el tercer tanto. Eso sí, el francés se sacó de la manga un genial recorte y definió de manera muy sutil al palo largo de la meta de Vaclik. Con esto y poco más allá de alguna llegada sevillista se llegaba al descanso en el feudo blaugrana.
Lopetegui introdujo cambios en su once de cara a engancharse pronto a un partido que ya parecía estar perdido. Esta frescura de piernas permitió a los hispalenses, al poco del comienzo de la segunda mitad y tras una pérdida de Arthur, anotar el primer tanto, pero De Jong envió el balón al palo.
Las llegadas por banda y la búsqueda de ese gol que les acercase a los puntos fueron los argumentos del guion establecido por los visitantes en la segunda mitad hasta que empezó el particular show de la pulga. Leo Messi encaró y sorteó hasta seis jugadores blancos para que finalmente Vaclik, uno de los destacados a pesar de la goleada, desbaratase la ocasión. Se veía venir el gol del argentino, algo que no tardó.
Entre tanto Todibo se retiró lesionado y en su lugar debutó el central uruguayo Ronald Araújo, que a la postre y de manera un tanto dudosa acabaría expulsado. Mientras Messi empezaba a calibrar la portería sevillista para hacer lo que finalmente hizo, batirla. Una falta por manos de Ocampos en la frontal del área dio al de Rosario la oportunidad de estrenarse en esta edición liguera, y como no, la aprovechó con un disparo tocado por encima de la barrera ante el que el meta checo nada pudo hacer.
Con el partido finiquitado y ya entrado el tiempo de descuento llegó otro show, esta vez el del colegiado Mateu Lahoz, expulsando el primer lugar al ya mencionado Araujo y posteriormente, tras las protestas, a Ousmanne Dembélé.
Tras su particular función tocó el silbato tres veces dando por acabado un buen encuentro culé que deja a los de Valverde cerca del Real Madrid pero con muchas urgencias en defensa.