El Barça volvía al Palau este domingo ni 48 horas después de sudar la gota gorda para acabar doblegando a un combativo ASVEL Lyon. Los blaugranas consiguieron la victoria en ACB contra el Covirán Granada que les permite seguir colgados de la estela del Unicaja (2º), con el que empatan a victorias. El Granada llegaba a la Ciudad Condal antepenúltimo en la tabla, con 8 derrotas pero en racha absoluta: dos de las tres únicas victorias conseguidas lo habían sido en los dos partidos anteriores, contra Obradoiro y Andorra.

Grimau recuperaba a Nnaji de sus molestias y decidía dejar fuera de la convocatoria a Laprovittola dedicándole un merecido descanso tras el partidazo del viernes en el que el argentino se llevó la victoria él solito liderando un festival de triples.

Los blaugranas tuvieron un inicio de partido extremadamente espeso, con un mal parcial de 2-8 para el equipo nazarí. Como si no se terminaran de despertar del letargo de una siesta dominguera, el primer cuarto fue un intercambio incesante de ataques frustrados que no desembocaban en canastas. El Barça llegó a ir perdiendo de 9 puntos ante su gente, para recortar después algo de distancia y dejar un marcador poco habitual -por lo bajo- de 11-15.   

La inferioridad en ataque de los de Grimau se reducía principalmente a las malas conexiones y la poco acertada toma de decisiones en el pase, derivando en pérdidas perfectamente evitables que el Granada tampoco sabía aprovechar al máximo. El Barça pagaba con intereses a los dioses de arriba la fortuna anotadora del viernes, noche en la que parecía que entraban las canastas sin querer en este mismo escenario.

El acierto inusual de Willy desde la línea de libres sirvió como punto de inflexión para los blaugranas, que iniciaron a mediados del segundo cuarto su camino hacia la remontada. Por supuesto, lo hicieron de la mano también de las ‘bombitas’ de un Jabari Parker siempre disfrutón, que ponía el empate en el luminoso (22-22) justo en el ecuador del periodo. Rokas Jokubaitis, más anotador de lo que frecuenta, empezaba a encontrar a sus compañeros y un triple de Oriol Paulí -siempre uno de los más aclamados por el Palau- ponía la diferencia oxigenante arriba de cuatro puntos. 35-31 y a vestuarios a reflexionar.

Un mate de Oscar da Silva ampliaba la diferencia de los locales por primera vez a seis puntos, 39-33, siendo 8 de los cuales de Parker como máximo anotador blaugrana. Otro mate del alemán brasileño hacía las delicias de los asistentes al pabellón, y el Barça se empezó a encontrar cómodo y dueño de su juego en el encuentro.

Pocos minutos duraba la fiesta. Un mal parcial de nuevo de los culés, con pérdidas innecesarias a medio campo y tiros libres en contra, ponía de nuevo el empate en el luminoso justo a la mitad del tercer cuarto (43-43). Thomasson lideraba la fe ciega de un Granada visitante que poco a poco creía posible la gesta mayúscula. Por su lado, Grimau pedía tiempo muerto para intentar reconducir el rumbo de los suyos, que parecía que habían dado por fin con la tecla durante un par de minutos para volver a ceder la llave del partido a los andaluces.

Pero el Barça no pierde en el Palay si está Jan Vesely para evitarlo. El checo comenzó a liderar con 11 puntos el registro anotador -y el termómetro anímico– de los blaugranas, mientras Brizuela conseguía poner su granito de arena y Parker, el buzo de trabajo en rebotes.

Y no parecía suficiente. El Granada volvía a poner el empate y la impotencia en los pensamientos de los jugadores blaugranas. Comenzaba el último cuarto con 54-54 en el marcador y, con todo por decidir, Rokas fallaba los dos primeros tiros libres del periodo. Por lo menos Willy llegaba a sacar petróleo del mismo ataque con canasta y un libre por falta -de nuevo, errado- y un taponazo de Parker impedía al Granada devolver la jugada.

La fortuna de los visitantes desde la línea de triple contrarrestaba fuertemente con el ‘mal de ojo’ que parecía asolar a los jugadores blaugranas durante este último cuarto. Nada menos que cuatro triples seguidos del Granada hicieron remar en contra al Barça. Y en una situación tan adversa es cuando nació el líder de la tarde: don Rokas Jokubaitis. Protagonista único del ataque culé en todo el último cuarto, los nazaríes agotaron los cartuchos de triple y el lituano arrastró a los suyos hacia una victoria obligada de cara a la semana que les espera, con tres encuentros y dos viajes.