Por muchas dificultades que pueda haber en Can Barça, siempre se acaba encontrando luz al final del túnel. Hansi Flick ha arrancado la Liga de forma impecable. Sin quejas, asumiendo lo que tiene y exprimiendo el jugo de cada uno de sus pupilos. Es el gran fichaje del verano, sin duda. Cuatro partidos, doce puntos y un liderato que no solamente le hacen valedor del gran juego que se está practicando, sino de un cambio de mentalidad que permite encarar los partidos de otra manera. Llegan los últimos minutos y al equipo no se le ve cansado, por lo que se insiste en ir a por más goles. Una voracidad que fue la clave para disfrutar de un recital de los que hacía tiempo que no se veía.
El verdadero triunfo: compromiso grupal
Siete goles que cayeron como una losa para el Valladolid y del que no se pudo reponer en ningún tramo del partido. La gran labor colectiva llevó a enaltecer ya no solo el juego individual, sino también el de todo el grupo. Un aspecto que también se reflejó en el pospartido y en la tanda de preguntas que le hicieron al técnico alemán.
La actuación brillante de jugones como Dani Olmo y Pedri, también fue acompasada por la samba incansable de Raphinha y su primer hat-trick como culer. Robert Lewandowski siguió demostrando que lo suyo es liderar el pichichi, mientras que Pau Cubarsí ha normalizado esos pases milimétricos con los que deja boquiabierto a cualquiera. Seguramente, el gran logro de Flick es ese nivel de compromiso con el que cada uno de sus jugadores afrontan los partidos. Tan solo hace falta ver a Raphinha. Cuajó su mejor actuación con la zamarra azulgrana y no paró quieto en ningún momento. La movilidad en zona de tres cuartos sacó lo mejor de él y de quienes le rodearon, como ahora bien Lamine Yamal. Dos asistencias y un desparpajo que levanta al aficionado del asiento cada vez que recibe el esférico.
Dominio aplastante y rotaciones
Y claro, hablemos también de Jules Koundé, porque si ya secó a Nico Williams ante el Athletic Club, hoy volvió a demostrar que lo mismo te cuaja un partido impecable en defensa como en ataque. Su gol antes del descanso permitió afrontar la segunda parte con la convicción de que se podía agrandar la brecha e incluso dar entrada a los menos habituales. El debut de Sergi Domínguez, tras una pretemporada notable, fue otra de las grandes noticias de la noche. Minutos de calidad en un escenario idóneo y con el partido resuelto para demostrar que puede ser otra opción y que La Masia siempre responde.
Montjuïc fue una fiesta de las que hacía tiempo que no se veía y prueba de ello fueron las 44.359 personas que no quisieron perderse una goleada de escándalo. Una superioridad abrumadora y la implicación de cada uno de los jugadores que ingresó al terreno de juego. La ilusión vuelve aflorar entre la ‘culerada’ y el parón de selecciones dictamina al Barcelona de Flick como el equipo más en forma de la Liga. A la vuelta de la esquina, se vislumbra un trepidante calendario con cinco de siete partidos fuera de casa. Próxima parada Montilivi.