El FC Barcelona de Koeman pinchó de nuevo, esta vez contra el Granada FC, un rival de menor entidad. El entrenador holandés tiene pie y medio fuera del club tras un empate a uno ‘in extremis’, gracias a un cabezazo de Araújo. El uruguayo tiró del carro en un partido gris del equipo, espeso en ataque y tibio en defensa. Koeman ha agotado colmado la paciencia de afición y directiva a base de actuaciones mediocres y un fútbol carente de ideas.
El inicio del partido caía como un jarro de agua fría para el Barça. Domingo Duarte, un seguro en el juego aéreo, envió un centro de Darwin Machís al fondo de las mallas con un cabezazo al segundo palo que adelantaba a los visitantes. Tan solo habían transcurrido dos minutos y los azulgranas ya remaban a contracorriente.
Una vez los azulgranas ya habían aterrizado en el partido, el Granada imponía su físico para cortar de raíz la circulación de balón de los locales. Para más inri, otra internada de Machís, escurridizo y corpulento, desembocó en un remate alto que por poco no terminó de desquiciar al Camp Nou. El luminoso del estadio marcaba el minuto 18 cuando el Barça dispuso de su primera ocasión ante los andaluces, un tiro de Sergi Roberto a la salida de un córner que se estrellaba contra el palo. El primer aviso del cuadro catalán espoleaba a los de Koeman a atacar con mayor insistencia las bandas a través del joven Baldé, que estrenaba titularidad en Liga, y de Dest.
A los 23 minutos Memphis efectuaba su primer tiro, lejano y desviado por encima del arco de Maximiliano. El holandés jugaba demasiado aislado en ataque, escudado escasamente por Coutinho y Demir. El Barça no lograba coger el ritmo de partido, hastiado por las continuas pérdidas de tiempo del Granada. Eteki, en sendas ocasiones, permanecía en el suelo a la espera de que las asistencias lo retirasen en camilla, en vez de abandonar el campo para recibir atención en la banda.
Tras haber superado la primera media hora de juego, el Barça trenzaba su primera posesión larga, aunque inofensiva para los nazaríes en vista de las ayudas defensivas de los andaluces. Por su parte, tanto Coutinho como Demir aportaban un desequilibrio nulo al ataque azulgrana. Las ofensivas locales se centraban en el costado de Dest, el único jugador del Barça atrevido en el uno contra uno.
La primera parte encaraba los últimos cinco minutos con los granadinos cumpliendo a rajatabla las órdenes de Robert Moreno. Las pérdidas de tiempo de los visitantes encontraban su respuesta en la amarilla a Montoro en el minuto 39. El Granada alargaba cualquier saque de puerta o interrupción del juego hasta la desesperación de los cules.
El sufrimiento del Camp Nou alcanzaba tal punto que los granadinos generaban ocasiones con pasmosa facilidad, en contraste con un Barça incapaz de desarbolar el entramado defensivo de Robert Moreno. Antes del despertar azulgrana, Monchu obligaba de nuevo a la intervención de Ter Stegen para evitar que el excanterano azulgrana cumpliera la ‘ley del ex’. Por si fuera poco con la plaga de lesiones del Barça, Baldé abandonaba el campo con molestias en la zona lumbar, sustituido por Mingueza. El cambio obligaba a Dest a mudarse a la banda derecha.
El Barça por fin inquietaba al Granada por medio del balón parado. Araújo, haciendo gala de su carácter de líder, obligaba a Maximiliano a una estirada sublime para desviar un cabezazo impecable a centro lateral de Memphis. Acto seguido, de córner, el uruguayo volvía a finalizar jugada mandando otro remate de cabeza fuera.
El Granada necesitaba el descanso como agua de mayo, desbordado por el vendaval de ocasiones de un Araújo desatado como ‘9’. A pesar de la irrupción del central uruguayo en el área, el Barça enfilaba el túnel de vestuarios sin conseguir la igualada. Mientras tanto, el Granada disfrutaba de un respiro a sabiendas de que el Barça había sitiado a los nazaríes en el área. Sin embargo, el equipo barcelonés no encontraba la clarividencia en la zona de tres cuartos del campo, pues ni De Jong ni Sergi Roberto lograban filtrar pases interiores. Las bandas copaban los ataques azulgranas. Tal era el panorama en la sala de máquinas del Barça, que Riqui Puig, instalado en el ostracismo del banquillo, calentaba en la banda.
Sin embargo, Koeman decidía introducir a Luuk de Jong por Sergi Roberto, en vista de que el partido demandaba un ‘9’ que rematase los envíos laterales. El entrenador holandés sacrificaba un centrocampista a la desesperada, pues su puesto en el banquillo azulgrana pendía de un hilo. Del mismo modo, Coutinho agotaba su crédito en Can Barça tras una primera parte excesivamente discreta. Por su lado, Robert Moreno ordenaba el segundo cambio, posición por posición, de Escudero por Carlos Neva.
Transcurridos los primeros minutos de la segunda parte, el panorama para el Barça pintaba mejor a nivel de sensaciones, pues el marcador aún indicaba el 0 a 1 del descanso. Los azulgranas combinaban en campo contrario, en busca de la ocasión definitiva. Con el equipo culé volcado, el peligro residía en las transiciones defensivas, con un Granada sacando partido de dos extremos eléctricos como Machís y Puertas. En el minuto 55, Araújo volvía a hacer acto de presencia en ataque. Un cabezazo del uruguayo a la salida de un córner merodeaba otra vez la portería visitante sin éxito. El Barça necesita hombres con el carácter y la valentía del charrúa, destinado al liderazgo de la nave azulgrana en un futuro e indiscutible mejor jugador del partido.
Con el partido rebasando la hora de juego, Memphis disponía de dos ocasiones sin premio. Por su parte, Coutinho abandonaba el terreno de juego entre aplausos y pitos a partes iguales, muestra de una actuación mediocre. La otra cara de la moneda, un Gavi de solamente 17 años y con un brillante futuro por delante, pisaba el césped en medio de una sonora ovación.
En el minuto 66 la insistencia azulgrana obligaba a Robert a reaccionar en forma de doble cambio. Luis Suárez entraba al terreno de juego por el veterano Jorge Molina, en tanto que Gonalons relevaba a Puertas para añadir músculo al centro del campo.
A falta de apenas un cuarto de hora, Koeman quemaba sus últimos cartuchos con dos permutas más, Piqué por Busquets y Riqui por Demir. El esquema de los locales mutaba a un 3-4-3 con un tridente surrealista en ataque, Piqué y Luuk de Jong instalados en el área junto a Memphis. Paralelamente, una nueva pérdida de tiempo del Granada fruto de unas molestias colmaba la paciencia del Camp Nou. Con el balón en juego, el Barça tampoco cosechaba una sola oportunidad clara de gol. La defensa andaluza repelía todos los centros azulgranas, incluso con Piqué incrustado en el área.
La primera oportunidad clara de gol del Barça no aconteció hasta el minuto 79, un cabezazo de Luuk en boca de gol que mandó por encima del travesaño. El ariete holandés dilapidaba una ocasión ideal dadas sus virtudes en el juego aéreo, mientras que el tiempo se echaba encima de los azulgranas.
Afortunadamente, Araújo hizo valer el dicho de quien la sigue la consigue. El uruguayo creyó más que nadie en la remontada y en una de sus excursiones al área obtuvo el premio del empate mediante un cabezazo a bocajarro. El joven defensor, eufórico, se acercaba a la grada en su celebración. Tal era su hambre de remontada, que en el descuento desbordó por banda a su par, poniendo un centro peligroso al primer palo que no encontraba rematador.
Jaime Latre señalaba el fin del choque una vez transcurridos los seis minutos de añadido, insuficientes tras las constantes pérdidas de tiempo del Granada. No obstante, ni los minutos de juego parado, ni las bajas del Barça justificaban otro mal partido de los azulgranas, que acerca a Koeman, más si cabe, al abismo.