La tarde de sábado empezaba esperanzadora para el Barça con el anuncio del 11 inicial. Lenglet volvió a la alineación en detrimento de Samuel Umtiti, que dejó bastante que desear en el pasado encuentro en el Santiago Bernabéu. Además, la entrada de Martin Braithwaite devolvía la esencia al FC Barcelona en cuanto a disposición táctica: volvía el clásico 4-3-3 con el recién incorporado estrenando titularidad. Por último, Ivan Rakitic ocupará la posición de Arthur Melo en el centro del campo, ya que el brasileño sufre una lesión en el tobillo.

De los 37 partidos oficiales jugados esta temporada solamente en 9 ha podido coincidir en centro del campo “de gala” (Busquets, De Jong y Arthur), en su mayoría a causa de la irregularidad de Melo y la mala fortuna con las lesiones. Aun así, se presentaba un once esperanzador que seguro sería más ofensivo que el 4-4-2 con Arturo Vidal o Sergi Roberto que venía alineando Quique Setién en los importantes compromisos de San Paolo o el Bernabéu.

Una vez echado a rodar el balón sobre el césped del Camp Nou, se disiparon las dudas en cuanto a la formación de los tres de arriba, con Braithwaite partiendo desde la izquierda, Griezmann en la derecha y Messi como falso 9 para generar espacios a la espalda de la defensa. Como viene siendo habitual, el Barça mostró de inicio un ritmo lento y ciertos problemas para sacar el balón, aunque la presión de la Real no fuese especialmente asfixiante.

Por otro lado, la inseguridad en algunas fases del equipo donostiarra permitió al Barça recuperar algunos balones en la presión propia, y en el minuto 9 llegaría a la carrera el primer tiro del que fue el mejor jugador del Barça en los primeros 45 minutos. Braithwaite cambió de ritmo y el disparo le salió centrado finalmente, igual que otra situación similar que se resolvería del mismo modo cinco minutos después.

Durante el primer cuarto de hora, la Real le disputó el balón a un Barça muy espeso, sobre todo en las apariciones de Ivan Rakitic. A la creación del equipo de Setién le falta un punto de claridad y velocidad en la ejecución que será difícil de resolver con la plantilla actual. Tal vez Riqui Puig, un futbolista tocado por los dioses del “tiki-taka”, pueda aportar algo más en este aspecto. Tras los primeros 15 minutos el Barça empezó a controlar el encuentro y encontrar salidas de balón sencillas, pero la falta de claridad hizo que no se generaran ocasiones hasta un pase al espacio tras recuperación de Messi que el propio argentino envió al cuerpo de Remiro.

Hasta el argentino parecía algo lento y descentrado, enviando fuera una gran combinación entre Braithwaite y De Jong en el minuto 39 que supondría la última ocasión del primer tiempo. Incluso se oyeron leves pitos en la grada del Camp Nou en algunas acciones debido a la desesperación por el juego pesado de los blaugranas.

Messi transformó el penalti de la victoria

En la segunda mitad continuó la presión sin frutos, las imprecisiones y la lentitud. La única noticia, y no precisamente positiva, fue el bajón de rendimiento de Martin Braithwaite. Llegado el minuto 60 y con el equipo sin funcionar, Setién no tenía intención de plantear alternativas, pero alrededor del minuto 65 Rakitic empezó a encontrar a Messi. Las combinaciones entre ambos desembocaron en un par de disparos tanto del croata como del argentino, también sin suerte. Poco después, Setién daba entrada a Arturo Vidal por el propio Rakitic, cuando estaba en su mejor momento.

Cuando este empujón azulgrana se diluyó, el Barça empezó a sufrir. Oyarzábal e Isak llegaban con claridad y el gol «txuri-urdin» parecía estar más cerca que nunca, pero una jugada a balón parado cambió el devenir del partido por completo. Messi la ponía al segundo palo y, tras un rechace, el segundo centro de Vidal impactaba en el brazo de Le Normand. Tras la pertinente revisión del VAR, Messi ejecutaba sin demasiada convicción un penalti que se convertiría en 3 puntos para el Barcelona.

Los dos cambios siguientes llegaron con el ánimo de apaciguar el encuentro, y en los últimos minutos Setién dio entrada a Junior Firpo para formar un doble lateral en la izquierda junto con Jordi Alba. Una solución que nunca se había visto en el Barça, y que hace patente la falta de solvencia del club. Cuando ya se jugaban los últimos segundos del partido, una contra terminó con Jordi Alba sentenciando el partido, pero un pase previo de Messi a Ansu Fati hacía anular el gol por fuera de juego. Al final, triunfo a duras penas y con demasiada suerte para un Barça que vuelve al liderato, pero no juega como un campeón.