El entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman, ha dado un lavado de cara al equipo tras la remontada histórica en semifinales de Copa frente al Sevilla. El cambio de alineación ha favorecido al equilibrio del equipo con una defensa férrea de tres centrales. La mejora en el rendimiento de Lenglet y la irrupción de Mingueza han escudado a la perfección la resurrección del mejor Piqué

La revolución en términos tácticos ha salvado los muebles de un FC Barcelona que tenía pie y medio fuera de la Copa del Rey. A pesar de generar más ocasiones que los hispalenses en la ida de las semifinales, – 4 tiros a puerta frente a 3 de los sevillanos – los locales tuvieron suficiente para transformar dos goles. El Barça ha sufrido excesivamente contra todo tipo de rivales, que convertían en gol prácticamente su única ocasión del partido. El precedente más doloroso, un Cádiz que sacó un empate del Camp Nou mediante un único lanzamiento de penalti.

Si bien Lenglet ha fallado cuando debía liderar la línea defensiva, el francés cumple a la perfección cuando tiene a su lado un hombre de más jerarquía. El papel de Piqué cubriendo las espaldas de Mingueza y Lenglet da más tranquilidad a ambos para incorporarse al ataque. El zaguero francés ha demostrado rendir a las mil maravillas cuando cuenta con un jugador líder al lado, Piqué o Araújo. Anteriormente, pérdidas comprometidas con la defensa de dos hombres han derivado en tropiezos azulgranas. El ejemplo más claro, la pérdida de Araújo frente al Eibar, previo gol de Kike García.

El Barça corre más riesgo en las transiciones con el 4-3-3 | La Liga

La fórmula de Koeman ha solucionado el colapso del Barça en la zona de tres cuartos de campo. La posición de dos laterales tan ofensivos como Jordi Alba y Sergiño Dest de carrileros aporta un plus al equipo en términos de profundidad. Ellos son las alas de este Barça, más incisivo y con mayor amplitud para desplegar su juego. Las incorporaciones de Jordi Alba han generado más oportunidades procedentes de centros desde la izquierda que con el 4-3-3.

No obstante, el 3-5-2 no ha de reemplazar definitivamente el 4-3-3. Este esquema ha funcionado en partidos contra un equipo ofensivo como el Sevilla, que disputa los partidos con líneas adelantadas. Una alineación 3-5-2 no dará los mismos frutos ante un bloque bajo como el que puede plantear el CA Osasuna este sábado. Los equipos sensiblemente inferiores esperarán a los azulgranas atrás y con las líneas juntas. Esto dificultará que Dembélé pueda cazar una contra y correr al espacio o la llegada de Jordi Alba a línea de fondo.

Dembélé anotó en el Pizjuán tras aprovechar un pase al espacio de Messi | La Liga

Por lo tanto, el Barça ha de intercalar ambas alineaciones en función del rival. El PSG es una ocasión propicia para salir al campo con un bloque ofensivo como el 3-5-2. Koeman necesita arriesgar en ataque, pues ha de anotar 4 goles para la remontada. Asimismo, el PSG no esperará al Barça atrás, menos aún con el posible retorno de hombres determinantes en ataque como Neymar y Di María. A los azulgranas les conviene un partido abierto en el que Dembelé y los laterales aprovechen los espacios dejados por los parisinos en las transiciones. Para ello, la fórmula del mejor ataque es una buena defensa.