Quien piense que es fácil que tire la primera piedra. Creo que solo las personas que no quieren verlo se atreverán a hacerlo. Cuando Ingrid Engen llegó al Barça las expectativas eran bastante altas y se decía que el juego del equipo le venía como anillo al dedo. Pero no es fácil y más cuando en ese pequeño periodo de adaptación que tienes antes de que empiece la competición oficial –conocido como pretemporada- el cuádriceps te dice basta y no te deja ponerte a punto para todos los retos que vienen por delante.

El fichaje de Engen empezó regular, no nos vamos a engañar. Por lo menos no como la mayoría lo esperábamos. En un mundo marcado por la rapidez, los extremismos y los resultados inmediatos, hay quienes se han atrevido a hablar de “pufo” sobre una jugadora que, tiene 24 años recién cumplidos, viene de un equipo clásico de la escuela alemana como es el Wolfsburgo (poco tiene que ver con el estilo del Barça) y que tiene que compartir el pivote con la mejor jugadora que hay para ese puesto: Patri Guijarro.

Engen contra el Real Madrid. Fuente: Getty Images
Engen contra el Real Madrid. Fuente: Getty Images

A medida que ha avanzado la temporada y a pesar de que Ingrid ha contado con pocos minutos, el tiempo ha empezado a dar la razón a los pacientes. Lo vimos ayer contra el Real Madrid como también pudimos disfrutar de su calidad cuando se enfrentó al Køge en la UEFA Women’s Champions League. Todo llega para quien sabe esperar, pero más para quien trabaja para conseguirlo. Además, hablando de escuelas, no hay nada mejor que pertenecer a la de Patri y poder aprender de ella.

Ayer era otra. Era ella. Se notó su presencia, ganó duelos, recuperó balones, aportó fluidez en la salida de balón y en el juego del Barça, a pesar de que todas las miradas las acaparara Aitana, y con razón. Vimos una jugadora con confianza y, cuando es así, las cosas salen bien.

Rolfo abrazando a Engen al terminar el partido ante el Real Madrid. Fuente: Getty Images
Rolfo abrazando a Engen al terminar el partido ante el Real Madrid. Fuente: Getty Images

Deduzco que tampoco será fácil ver como las nuevas compañeras que llegan a la vez al equipo se hacen rápido con un hueco en el once inicial y te tienes que conformar con sumar minutos pero en el banquillo, en partidos donde no hay nada en juego o en esos que son casi intrascendentes y marcan que la temporada está llegando a su fin.

No ha sido el año soñado para Engen, seguro. Aun así, ha dejado destellos durante la temporada que nos hacen presagiar el potencial que tiene la 23 del Barça. Personalmente, ni me atrevo ni quiero lanzar esa primera piedra, porque si algo he aprendido -creo que todos lo hemos hecho- es que el fútbol te devuelve la mejor recompensa cuando el trabajo está bien hecho, por muy difícil que haya sido el camino.