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Dar con la tecla del sistema

El eterno dilema, la discusión táctica inagotable. Encontrar la fórmula mágica para hacer brillar a un Barça con talento, pero sin ideas. Ronald Koeman es el encargado de hallarla, y ha buscado sin descanso el sistema que mejor potencie las individualidades de los jugadores, al tiempo de disimular una plantilla a la que las lesiones y el último mercado han dejado con bajas de campeonato. ¿Qué sistema devolverá la gloria al conjunto culé?

4-3-3

El hijo predilecto de Can Barça, imponiéndose desde hace casi 18 años pese a la alternativa frecuente del doble pivote. Se pasó de jugar con el sistema instaurado por Txiki y Cruyff (4-2-1-3) a emplear este modelo, que era el preferido por Rijkaard tras la llegada de Davids, y con el que se han grabado los mejores capítulos en Barcelona. En este planteamiento se encontró la mejor versión de Xavi, con la que alcanzamos las estrellas, pasando así de pertenecer al doble pivote a ocupar plaza de interior. Se convirtió en el eje de un Barça dinámico, con Ronaldinho en el falso extremo, unos ingredientes que nos catapultaron directos y sin paliativos a lo más alto.

Guardiola mantuvo el sistema con variables, pero sin tocar el juego de posición, con un solo pivote (Busquets) y Xavi e Iniesta de interiores a alturas distintas. Martino intentó tocar lo menos posible de este 4-3-3, influenciado por la historia y el vestuario, queriendo mantener dinamismo e intensidad, pero sin resultado.

Así, el sistema de 4-3-3 se ha vuelto una exigencia no escrita para los entrenadores blaugranas, el modelo con el que se ha conseguido que los jugadores expriman su talento, y que se inculca desde la Masía. Koeman, junto a Valverde y Setién, ha sido el único que ha optado por variar este esquema a lo largo de la pasada temporada, favoreciendo una defensa de 3 con variaciones en ataque ante la que Laporta mostró su molestar en cuanto tomó la presidencia. Con este planteamiento el equipo dio tumbos sin encontrar ni estilo ni juego. Al respecto, Koeman declaró en pretemporada que quería “buscar el mejor sistema para el equipo, un sistema depende de tus jugadores y sus características, buscar lo mejor para el equipo. Sabemos jugar con el 4-3-3, también vimos el año pasado que nos dio mucho el sistema de los tres centrales. Hoy en día es importante que un equipo sepa cambiar el sistema».

3-5-2

Quique Setién fue quien instauró a su llegada este 3-5-2, pero lo acabó cambiando de nuevo al 4-3-3 preferido por el vestuario, algo que dio unos pésimos resultados que abocaron a su marcha. Koeman la probó de manera puntual la temporada pasada, repartiendo los espacios defensivos (con tres centrales en lugar de dos), apostando por estabilidad atrás y reduciendo el encaje de goles de manera fulminante. Con este sistema, se les da protagonismo a los carrileros, en su versión más de extremos, y moldeándose a un formato 3-4-3 en ataque que funcionaba con éxito con Messi recibiendo entre líneas y trasladando todo el juego al campo contrario. Un engranaje que dios resultado en ciertos partidos con una figura peligrosa (Dembélé), una mayor flexibilidad táctica en el banquillo, y una presión conjunta más arriba.

Diferente es, sin embargo, la aplicación del 3-5-2 en el banquillo de este curso, estrenada en Champions tras habituarnos al 4-3-3 en Liga. En la debacle del martes contra el Bayern y su 4-2-3-1, demostró no ser suficiente para plantar cara a los germanos, quedándose sin presión, sin balón y sin ocasiones de ataque. Situó a Roberto y Alba de carrileros, a Pedri, Frenkie y Sergio en la media, y los neerlandeses Memphis y Luuk en la delantera. Ni la defensa ni Busquets pudieron hacer llegar balones a Memphis, De Jong, Pedri y Luuk, porque Sergio quedaba pendiente de su espalda y le imposibilitaba ir a la presión, y sin una defensa blaugrana subiendo al campo rival, más pendiente de no recibir contragolpes. Predominó una palabra clave: aguantar. y la sensación de impotencia y vulnerabilidad hicieron que, con el segundo gol, Koeman metiera a Gavi y a Demir para instaurar de nuevo el 4-3-3.

De Jong, con su juego anulado frente al planteamiento del Bayern. Fuente: Getty Images

Y todo apunta a que seguirá en esta línea, la del 4-3-3, en Liga ante el Granada. Koeman justificó el planteamiento del Bayern, con tres centrales y dos carrileros, aludiendo a la pegada de los alemanes y la necesidad de protegerse lo máximo posible del peligro contando con las bajas que sufrían los culés en la delantera. Sin embargo, los jugadores no se vieron cómodos ni acostumbrados al esquema tan criticado por la directiva, que en el pasado se compensaba con la presencia de un Messi diferenciador en ataque. Siendo esta institución, no se puede intentar plantar cara a un rival con un esquema que abraza la premisa de sostener el 0-0 en el marcador y con nulidad de ideas en la portería contraria.

La vuelta de Coutinho al once titular puede jugar un papel diferencial en el retorno al 4-3-3 ante el Granada, acompañando a Memphis arriba y dejando la tercera plaza para Demir o Luuk De Jong. Con este sistema ante el Bayern, puede que los huecos abiertos atrás hubiesen provocado una mayor goleada, pero también que el conjunto culé se hubiese visto más seguro y confiado con la pelota en los pies, encontrando a qué jugar y creando ocasiones de peligro.

4-4-2

Es el sistema al que recurrió con frecuencia Luis Enrique cuando la plantilla comenzaba a acusar el cansancio de la temporada, y siendo especialmente definido a la hora de defender. También recurrió a él Valverde tras la marcha de Neymar, poniendo a la dupla Messi-Suárez a sacar de los embrollos arriba, y con el equipo atrás muy junto y replegado. Este esquema ha dado resultados cuando la plantilla así lo exigía, como sustituto adaptado al 4-3-3 que parece ser la solución recurrente en Can Barça, y que el propio Luis Enrique recuperó con las incorporaciones de Coutinho y Dembélé. Pudiendo haber optado por este sistema con Memphis y Luuk arriba contando con esas bajas, Koeman se decantó por el anterior, algo que parece insinuar que no tiene intención de seguir los pasos del técnico asturiano y readaptarlo cuando sea necesario.

Todos los caminos apuntan a Roma, y en Barcelona todos los estilos apuntan al 4-3-3. Veremos si Koeman lo recupera en Granada o sigue innovando, pero en el Camp Nou la filosofía de juego es sagrada y lo que nos ha llevado a tocar la gloria, más todavía. Impepinable.