El Barça comenzó perdiendo la final antes de siquiera jugarla. La noticia de la no continuidad de Mirotic la temporada que viene a menos de 24 horas de disputar el primer partido cayó como una bomba en Can Barça. Mientras que el jugador decía una cosa, las fuentes del club que filtraron la información decían otra. Sin embargo, Mirotic aseguró que lo único que le importaba era jugar y ganar la final. Saras no dudó de su compromiso con el equipo y lo incluyó en el quinteto titular.

El Madrid salió mucho más enchufado que el Barça; un triple de Williams-Goss (9 puntos) y un dos más uno de Tavares (15 puntos, 7 rebotes y 22 de valoración) nada más empezar fueron fundamentales para que los blancos empezaran con ventaja. Ambos equipos se cargaron rápidamente de faltas; Satoransky tuvo que ser sustituido a los cinco minutos tras encadenar dos faltas rápidas.

La intensidad de un Clásico se palpaba en el ambiente; un Palau lleno hasta la bandera celebraba cada canasta azulgrana, pitaba cada posesión blanca y protestaba cada falta. El poder del templo culé hizo que el Barça revirtiera la desigualdad inicial de los blancos y se fuera con cinco de ventaja al final del primer cuarto (28 – 23), liderados por un acertado Sanli (14 puntos, 4 de 6 en triples) y un gran Abrines (10 puntos, 4 rebotes y 2 robos).

El segundo cuarto comenzó con el mismo frenetismo con el que concluyó el primero; con acción y polémica a partes iguales. Canastas rápidas por parte de ambos equipos. Vesely (10 puntos) y Laprovittola (19 puntos, 6 asistencias y 23 de valoración) intentaron mantener la ventaja azulgrana, pero Tavares, ‘El Chacho’ Rodríguez y Rudy Fernández (7 puntos) recortaron distancias para los blancos. Los árbitros no tardaron en asumir el rol de protagonistas y cargaron de faltas a los hombres de Saras, entrando en bonus en menos de cinco minutos.

El partido tuvo que convertirse en un correcalles para que el conjunto blanco finalmente recibiera una falta en contra. Todo este conjunto de imprecisiones bajo un ensordecedor “¡Así gana el Madrid!” por parte del Palau no favoreció en absoluto al Barça, que vio como una mandarina de un Sergio Llull (14 puntos) silbado desde su ingreso al parqué le arrebataba la ventaja al descanso (47 – 50).

El desarrollo del tercer cuarto suponía un punto de inflexión para cualquiera de los dos equipos. El Barça, obligado a remontar para hacer prevalecer el factor cancha; el Madrid, enfocado en dominar la pintura para mantener la ventaja. El Palau volvió a ser el jugador más determinante y logró subir aún más los decibelios para convertirse en una auténtica caldera. Los jugadores blancos empezaron a sentir la presión y cedieron la ventaja poco antes del final del periodo. El Barça, empujado por el espíritu del Palau, consiguió irse al final del tercer cuarto por encima en el marcador (63 – 61).

La veteranía de Abrines sirvió para incendiar el Palau cuando más lo necesitaba el equipo | Fuente: @FCBBasket

El último cuarto prometía ser no apto para cardíacos. La igualdad entre ambos equipos era total y cada posesión se sentía como la última para todos los jugadores. El Barça aprovechó la ausencia de Tavares (solo una canasta en la segunda parte) para sentirse más líder del partido, pese a que la ventaja seguía siendo mínima.

Al conjunto blanco parecía pasarle factura la ausencia del pívot caboverdiano y rápidamente tuvo que recurrir a sus servicios. No obstante, los soldados de Saras estaban destinados a conseguir completar su misión. Laprovittola y Satoransky (11 puntos) se pusieron el mono de trabajo en el último cuarto y cada canasta de los bases azulgranas hacían vibrar al Palau.

Laprovittola volvió a crecerse ante su ex equipo (19 puntos, 6 asistencias y 23 de valoración) | Fuente: @FCBBasket

La aparición estelar de Nikola Mirotic (14 puntos, 7 rebotes y 2 triples) se hizo esperar, pero no defraudó. La afición recibió a su capitán con una monumental ovación durante las introducciones, dejando clara su posición con respecto a su marcha. En el último cuarto, un triple con dedicatoria incluida a la grada hizo explotar al Palau, que coreó su nombre hasta quedarse sin voz.

La estrella hispano-montenegrina anotó los cuatro tiros libres que provocó y se ganó otro gran aplauso al ser sustituido antes del final. Sin duda, uno de los momentos más memorables de la historia reciente de los Clásicos. Tras el partido, un Mirotic visiblemente emocionado agradeció en zona mixta el apoyo del Palau durante los cuatro años que ha vestido de azulgrana.

‘El Chacho’ (16 puntos) intentó mantener viva la llama de un Madrid que, tras provocar varias faltas en los últimos instantes del partido, terminó por apagarse. El Barça volvió a irse por encima de los 90 puntos y cerró un gran partido a nivel colectivo (97 – 88). El segundo Clásico de las Finales, este domingo 18 a las 18:30, de nuevo en el Palau.