El Barcelona no pasa por su mejor momento y volvió a notar la ausencia de sus piezas claves. El calor adelantado del mes de abril y los 13 puntos respecto al Madrid querían adelantar circunstancias más propias del mes de mayo. Pero cuando se quiere correr demasiado es cuando pueden llegar los tropiezos. Y el afán por alcanzar el título liguero se desvaneció en un partido para olvidar.
El entrenador azulgrana optó por situar un doble lateral en el once titular con Jordi Alba y Alejandro Balde, a falta de un perfil ofensivo más resolutivo. Y la primera parte dejó ver como las cuatro de la tarde sigue siendo la hora de la siesta dentro y fuera del terreno de juego.
Tan solo pasado un minuto y medio de juego, Gavi fue apercibido con una amarilla que correspondía más a Busquets. Y su ímpetu se vio condicionado durante el resto del partido. Balde lo intento con uno de sus balones al área, pero Lewandowski no logró rascar mayor suerte. Y el Getafe se limitó a hacer su partido. Replegar y salir rápido a la contra con Enés Ünal como baluarte y bandera de los de Quique Sánchez Flores.
Si el equipo azulgrana ya cuenta con las bajas de Frenkie De Jong, Pedri, Dembélé o Christensen esta vez sería el turno del ingrato Sergi Roberto, con un pinchazo en la parte posterior del cuádriceps de la pierna izquierda. La regularidad sigue sin sonreírle al de Reus. Y fue el polivalente Eric García el llamado a filas en una de sus posiciones menos habituales. El catalán, acostumbrado a desempeñar su polivalencia, empezó desde el carril derecho y se fue adaptando al centro de la zaga.
Raphinha, tozudo como el que más, trató de generar por fuera y por dentro, pero topó con el inexpugnable David Soria en la totalidad de las ocasiones. El fútbol es caprichoso y el acierto tampoco estuvo del lado de los azulgrana. Los de Xavi tuvieron la más clara y optaron por jugar a la oca, de palo en palo. Porque ni Raphinha ni Balde, a puerta vacía, lograron abrir la lata.
El ambiente caliente y efervescente demostró lo mucho que se jugaban los azulones con una devoción desmedida por mantener el resultado. Tuvo, precisamente, Mayoral el gol de la liberación sin la precisión demandada ante un portero como Ter Stegen. Y las pérdidas de tiempo dejaron entrever el 0-0 como resultado prácticamente definido. Ni Lewandowski, ni Kessié tampoco fueron capaces de derribar al portero local en las más claras y se certificó lo evidente. El Barcelona se dejaría dos puntos y reduciría su colchón con el Madrid, tras su victoria ante el Cádiz.
A falta de nueve jornadas por disputar ni todo estaba ganado, ni hay nada acabado de decidir. Los puestos de descenso aprietan como los que más y la exigencia de las próximas semanas marcará el mes en el que se decide la temporada. La urgencia por recuperar a los máximos efectivos recae como la prioridad absoluta, en un equipo bajo mínimos de cara a gol y sobre el control de la medular. La profundidad y verticalidad que definía al conjunto azulgrana se ha ido diluyendo sin sus máximos artífices y es ahí donde Xavi Hernández deberá buscar soluciones de ahora en adelante.