Los noventa minutos en el estadio San Paolo no han sido suficientes para decantar la balanza en favor de ninguno de los dos equipos. Los de Setién intentaron plantarla cara al equipo italiano, el cual apostó por un juego defensivo, aprovechando las contras y jugadas a balón parado.

El planteamiento de ambos equipos fue evidente desde los primeros compases del encuentro: el Nápoles jugaba ordenado y muy atento defensivamente, mientras que el Barça se mostraba paciente, manteniendo su juego de toque, sin apenas tirar a portería.

Los de Gattuso estaban completamente encerrados en su área y apenas tenían el esférico, por lo que aprovecharon la primera ocasión clara que tuvieron en el minuto 30, anotando Martens el primer tanto del encuentro con un remate con rosca tras una buena recuperación de Zielinski, dejando a Ter Stegen sin opción alguna de evitar el gol.

El Barça intentaba reaccionar y buscaba el empate en los quince minutos que quedaban del primer tiempo, sin conseguir su objetivo. Ya en la segunda parte, Busquets acumulaba una nueva tarjeta amarilla, que hace que se pierda el partido de vuelta en el Camp Nou, dejando al Barça sin uno de sus principales jugadores. En un intento de aportar algo nuevo al juego de los culés, Setién ordenó la entrada de Arthur para aportar velocidad a los suyos.

Y así surgiría el gol del Barcelona. Busquets se la puso en profundidad a Semedo, quien centró el balón para que Griezmann rematase ante Ospina y anotase el gol del empate, un gol muy valioso para la eliminatoria a doble partido. Minutos más tarde, Ter Stegen se convirtió una noche más en el salvador del equipo al evitar el segundo gol de los italianos tras un disparo de Callejón.

Messi también buscó su jugada maestra, sentando a los defensas rivales y dejándole el balón a Vidal, quien le devolvía el esférico al argentino para que fuera este quien rematase, si bien no pudo hacerlo con precisión y terminó chocando con Ospina y siendo amonestado con una tarjeta amarilla.

Mas allá del resultado, las malas noticias llegaban en forma de ausencias para el próximo partido, debido a la amarilla de Sergio y la expulsión de Arturo Vidal al final del partido, quienes se perderían el partido de vuelta, a lo que hubo que sumar la lesión de Piqué, que abandonaba el terreno de juego.

Con el clásico a la vuelta de la esquina, el Barcelona plantará cara al partido en el Camp Nou con una plantilla titular bastante reducida, pero siendo consciente de los puntos fuertes y débiles de los italianos.