Cómo explicarle a alguien que no la conoce quién es Alexia Putellas. Cómo tratas de definir en unas pocas palabras lo que supone para el mundo del fútbol sin caer en todos los tópicos posibles. Que ardua tarea que no te gane el fanatismo acérrimo hacia una de las mejores jugadoras que ha tenido nuestro país.

El sueño empezó en Mollet del Vallès, cuando solo era eso, un sueño. El camino fue diseñado con mucho mimo, como ella hace las cosas. El Espanyol y el Levante fueron la antesala y el escaparate para la función más importante, en la que ha tenido el papel protagonista.

Desde hace unos años decidió sumar un nuevo cargo a su currículum y se encargó de la dirección de la orquesta, compuesta por piezas que si individualmente eran buenas, aún funcionaban mejor en conjunto. Todo grupo necesita un líder y ella asumió ese rol, que va mucho más allá de poseer la batuta, o en términos coloquiales, lucir el brazalete.

Fuente: FC Barcelona

Cuando el árbitro pita el inicio del partido, comienza la música. Una melodía fuerte, un ritmo pegadizo que te atrapa desde el primer momento. Da igual a donde mires, siempre la verás a ella. Está en todos lados, porque sufre cada vez que no tiene el balón. Necesita imperiosamente tener el control en sus botas, y ahí empieza la magia.

Ha conseguido aunar en sí misma el talento, la técnica, la visión del juego, el descaro, la prudencia y la organización más delicada y orquestada de la banda sonora de todos los culés, y en general, de todos los amantes del buen futbol, porque Alexia ha unido a aquellos que llevan otro himno por bandera para decir unánimemente “que buena es”.

Cuando no figura en la función principal el público lo nota, el espectáculo parece que se resiente y el espectador asume, con cierto recelo, su ausencia. Desde el palco, también llamado banquillo, sigue el espectáculo, que aunque no cuente con ella ha de salir airoso, porque el show debe continuar.

El inconformismo y la ambición han protagonizado la mayoría de sus obras, haciendo de ella una de las personalidades más aclamadas y reconocidas por la crítica, bueno, al menos por los que han podido (y querido) ver su espectáculo. Porque con ella, lo mejor es sentarse y disfrutar.

A veces me pregunto qué pasará por su mente en ciertos momentos, qué siente cuando se pone su uniforme, en qué piensa cuando marca ese gol por la escuadra que hace que todo el mundo se lleve las manos a la cabeza, qué criterio usa para elegir siempre la opción de pase correcta o con quién ha hecho el pacto para no jugar mal ni un partido.

Realmente, tengo que decir que me parece hasta injusto. Tanta calidad junta en una sola jugadora, que no deja de ir a más, que cuando piensas que ya lo ha hecho todo te sorprende, una y otra vez, que pone nerviosos a los rivales, los desespera, hasta que asumen que si no puedes con el enemigo, mejor únete a él.

Hay canciones bonitas que se convierten en una moda pasajera, que calan hondo en los coetáneos a esa melodía, pero que nunca más vuelven a sonar. Otras, llegan para quedarse, para que una generación crezca con ellas, para ilusionar y deleitar con cada pieza. Esa, es Alexia Putellas.