Un antes y un después, eso supone Ansu Fati. Tanto a su entrada anoche en el terreno de juego como en su irrupción, con magia y precocidad, en un Barça que necesitaba a la desesperada encontrar este tipo de jóvenes talentos en casa.

La fe incondicional del club blaugrana, apostando por él con una renovación estelar en medio de su auténtico “via crucis” de lesiones, ha sido una de las claves que han cimentado su vuelta. Porque sí, se puede decir alto y claro que el español está de vuelta, tras dos años sembrados de operaciones y dudas que pusieron en jaque su futuro como futbolista profesional. Con trabajo duro, tesón, confianza y el apoyo ciego de su círculo más cercano, el pequeño Ansu tenía claro que volvería a maravillar, portando nada menos que un engalonado “10” messiánico a su espalda.

Ansu Fati, estrenando la temporada sin suerte ante el Rayo. Fuente: Getty Images

Y 25 minutos le bastaron anoche en Anoeta para invocar a su magia, para dejar con la boca abierta a miles de aficionados y para dar un golpetazo en la mesa de Xavi, a quien reclama la titularidad a base de puro fútbol. Solo los grandes delanteros de la historia demuestran esa facilidad pasmosa para ver portería, y Ansu Fati la posee. Pero su influencia ante la Real Sociedad no debe limitarse a un último gol casi anecdótico, sin el cual su partido hubiese seguido estando al alcance de solo unos pocos elegidos.

Dembélé celebra con su asistente el segundo gol del Barça. Fuente: Getty Images

Xavi, con un marcador de 1-1 en el estadio donostiarra, decidió revolucionar el partido y desatascar el atolladero de la defensa rival. Así, introdujo a Ansu y Raphinha en el campo por Ferran y Balde a 25 minutos del pitido final. Fati necesitó solo dos minutos para maravillar a los asistentes en el primer balón que tocaba con una asistencia de tacón a Dembélé, gol con el que se recuperaba la ventaja para los culés. La segunda asistencia cayó a los otros dos minutos, esta vez a su nuevo socio Lewandowski, aumentando ya la distancia y sentenciando un partido que se había complicado por momentos. Ansu no se quiso marchar con su propio fichero vacío y puso el colofón anotando el cuarto gol con asistencia del polaco, que le devolvía esta vez el favor. Una asociación de categoría.

Lewandowski y Ansu Fati, una dupla soñada. Fuente: Getty Images

Con la actuación de anoche, Ansu Fati está avanzando a pies agigantados de cara a volver a ser la perla que prometía, y a pedir un sitio en el once inicial ante un Xavi que hasta ahora ha procurado mantenerle entre algodones. Su vuelta es la mejor noticia no solo para un Barça necesitado de jugadores que marquen la diferencia desde la marcha de Messi, sino para la Selección, con el Mundial a la vuelta de la esquina. El partido de ayer augura que nos lo pasaremos bien, amantes del fútbol.