El Barcelona, ya campeón de Liga, llegaba a su último partido a sabiendas de la verdadera situación. Más que un partido, la jornada del 28 de mayo era la excusa para acercarse al estadio. Porque era la fiesta de Jordi, Sergio y de las más de 88.775 personas que no querían faltar en un día para la historia. El adiós de dos leyendas y del Camp Nou. Nada volverá a ser lo mismo para ambos capitanes. Tampoco el propio estadio, que 66 años después, ha visto cómo de necesario era su plan renove. En el horizonte ya espera el exilio a Montjuic.
El equipo de Xavi Hernández salió a hacer los deberes lo antes posible. Apostó el técnico egarense con una delantera requerida a principio de temporada para ensanchar el campo. Y Ansu Fati volvió a ver la luz del gol justo cuando apenas pasaba el primer minuto de juego. Minutos más tarde, Ndiaye cometió una falta innecesaria y muy fea que provocó su expulsión y la sustitución de Balde del campo. El heredero de Jordi Alba tuvo que retirarse ayudado por Jules Koundé y las asistencias médicas, sin poder apoyarse prácticamente en el suelo. Y el Spotify Camp Nou respondió con una grandiosa ovación.
La afición recordó al grito de “campeones, campeones” el propietario de la vigente Liga. Ovaciones a jugadores como Ter Stegen, Busquets, Jordi Alba y varias olas del público para recordar lo más importante de este deporte: divertirse y pasarlo bien. Los azulgrana se lo tomaron al pie de la letra e hicieron fácil su fútbol hasta hacerse con un 2-0 favorable. El Mallorca resignado a poder aportar asumió su papel en el partido.
Doblete y voracidad: la vuelta de Ansu
Ansu Fati se quitó la presión e hizo lo que mejor le definía antes de las graves lesiones. Mostró voracidad goleadora y marcó su segundo tanto al primer toque. Lewandowski, el hombre boya y situado en el sitio adecuado, asistió al ‘10’. Y con ese doblete no se conformó y siguió intentándolo con un latigazo que desvió Grief y que podría haber supuesto el hat-trick antes de la primera parte.
Inició la segunda parte rumbera por parte de los de Xavi con un testarazo de Jules Koundé que vio como el larguero repelía el tercer tanto. Y vio Robert Lewandowski su gozo en un pozo con una falta que también se estrelló en el travesaño. Sergio Busquets se dejó gustar con algunos de sus trucos de magia. La marcha del insustituible para Xavi y la pérdida del termómetro azulgrana, de una institución en el club.
La fiesta azulgrana
Entonó al unísono “Un dia de partit” la grada de animación y se cayó el estadio. Y entonces se sumó Gavi a la fiesta con un “aquí estoy yo” de manual. Se la orientó a la pierna izquierda y fusiló con un cañonazo por la escuadra la portería de Grief. Los minutos finales tenían nombre y apellidos. Se puso el Spotify Camp Nou en pie para dar ese último adiós a sus dos capitanes. 11 temporadas Jordi Alba y 15 temporadas Sergio Busquets. Auténticas leyendas.
El Barça, que ponía punto y final a LaLiga en el Camp Nou, apuntaló un 3-0 que hace olvidar los últimos resultados y que permitirá recordar esa última victoria en el antiguo estadio. Un día en el que el fútbol pasó a un segundo plano. Homenajes, nostalgia e historia del propio club. El día del hasta pronto de Jordi, Busi y del templo azulgrana.