Tres disparos y ocho minutos le costó morir al Barça en una jornada de rotaciones en el once de Valverde, que lleva unas cuantas fechas dosificando a los jugadores clave para evitar los errores de pasadas temporadas. En el Ciutat de València no formaron en el once titular ni Jordi Alba, ni Sergio Busquets, aunque la solución táctica fue bastante heterodoxa. En la banda izquierda empezó al partido Nelson Semedo, mientras que los descartados para el encuentro, Wagué y Junior Firpo, podrían oxigenar los laterales sin necesidad de recurrir a estas virguerías posicionales.

Desde el inicio fue difícil para el Barça entrar al partido en una tarde calurosa en Valencia. Los primeros minutos, sin apenas muestra, marcarían el tono general del encuentro. Idas y venidas, ningún equipo con un claro dominio. Tras el primer disparo de Suárez en el minuto 6, los blaugranas empezaron a tener el balón e intentar encerrar al conjunto “granota”. El Levante, como preveían todos los guiones, esperaba atrás defendiendo su área a la perfección hasta que llegara la oportunidad de herir al Barça.

A medida que transcurría el partido, un fantasma habitual para el equipo de Valverde aparecía en el terreno de juego. El balón era para el Barça, pero todo el peligro venía del otro lado. Lenglet tuvo que sacar un par de acciones peligrosas, sobre todo con centros a balón parado. Leo Messi apareció en el partido cuando el cronómetro contaba media hora con una de sus arracadas características, aunque el tiro de Griezmann lo sacó Aitor Fernández. Entretanto, Suárez empezaba a cojear tras un encontronazo en el área rival.

En el minuto 35, Semedo tiró una carrera por su banda, hoy la izquierda, y Arthur fue capaz de enviarle un balón en profundidad que el portugués llevó dentro del área. Cuando se disponía a jugar el balón, Jorge Miramón lo arrolló por detrás y, sin hacer apenas méritos, el Barça tenía la oportunidad de abrir el marcador desde los 11 metros. Tras la pertinente revisión del VAR, Messi ponía un zurdazo a la escuadra engañando a Aitor para poner el 0-1.

Poco más de dos minutos después, Suárez hacía el gesto fatídico al banquillo: no podía continuar. Las molestias, que después se clarificaron como una dolencia en el sóleo de la pierna derecha, hicieron que Carles Pérez entrara en el partido. Con la entrada del jugador del filial, Antoine Griezmann se desplazó a la banda derecha para dejar su sitio a Pérez en la izquierda, mientras que Messi debía jugar en el centro del ataque. Con esta modificación, pero sin ninguna acción destacable más, terminó la primera mitad.

Messi, resignado tras los goles del Levante | Imagen: Mundo Deportivo
Messi, resignado tras los goles del Levante | Imagen: Mundo Deportivo

El Levante, obligado a jugar algo más arriba en la segunda parte para empatar el partido, salió a morder, y llegó a la yugular del Barça. Los intentos fallidos de controlar el partido de los centrocampistas blaugranas se convertían una y otra vez en balones en profundidad levantinistas, y en el minuto 60 empezó el espectáculo. Campaña, Melero y Radoja, el centro del campo valenciano, sometieron totalmente al conjunto de la ciudad condal, y el sevillano aprovechó un despeje fallido del Barça para poner las tablas en el encuentro.

El empate dinamitó por completo al Barça, que tan solo dos minutos después, sin haberse recuperado del primer tanto, veía a Borja Mayoral enchufar un derechazo a la derecha de Ter Stegen para revertir la situación. Y cuando parecía que tendrían tiempo para volver a remar, Radoja mataba el encuentro tras un toque desafortunado de Busquets, que había entrado justo después del segundo tanto, y que despistó al arquero alemán. En tan solo 8 minutos el Levante había destrozado por completo al Barça.

Tras estos minutos fatales, que se auguraban desde el inicio de la segunda mitad, la reacción de los de Valverde fue nula. Y cuando apareció Messi para levantar (una vez más) al equipo, también apareció Griezmann, pero en posición adelantada en una pared con Leo para provocar la anulación del gol tras la revisión del VAR. Fue la puntilla final para un equipo que fue totalmente desarbolado por un excelente Levante, sobre todo en el mediocampo.

El Barça se lleva de Valencia un baño futbolístico, una dura derrota (no encajaba 3 o más goles desde la debacle de Anfield) y una posible lesión de su principal y único delantero centro: Luis Suárez, que sería la segunda de esta temporada. Deberán recuperarse en tiempo récord para no tirar por la borda también la clasificación europea, ya que el próximo martes reciben en el Camp Nou al Slavia Praga.