La sorpresa fue mayúscula cuando el FC Barcelona anunció el 31 de enero el fichaje de un joven portugués  a cambio de 31 millones de euros. Trincao fichaba por los azulgrana tras despuntar en el Sporting de Braga aunque no aterrizaría hasta la presente temporada en el Camp Nou. La apuesta por la joya lusa sorprendió a muchos que ni siquiera conocían su existencia o no habían oído hablar nunca de él.

El desastre de la última campaña en la que el conjunto culé no consiguió ningún titulo preveía que los nuevos refuerzos iban a tener un papel destacado en el nuevo Barça de Koeman. En algunos casos así ha sido con el impresionante arranque de campaña de Pedri que se ha convertido en indiscutible. Sin embargo, el máximo goleador del pasado del Europeo sub-19 no ha contado tanto para el técnico neerlandés como se esperaba y todavía no hemos visto su mejor nivel en el campo.

En lo que llevamos de curso ha disputado 13 partidos -9 de Liga y 3 de Champions- en los que todavía no se ha estrenado como goleador. En la competición domestica todavía no ha sido titular y en muchas ocasiones ha entrado desde el banquillo cuando el partido estaba prácticamente decidido. En Champions ha tenido más suerte al comenzar en el once inicial en dos partidos ante el Dinamo de Kiev y el Ferencváros aunque no terminó ninguno de ellos.

Está claro que el protagonismo del extremo portugués está siendo menor del que se esperaba. Ni siquiera la plaga de lesiones que azota a los culés le ha abierto la puerta para contar más en los planes de Koeman. Todavía no hemos podido disfrutar con ese Trincao de arrancadas eléctricas y desequilibrantes que atemoriza a las defensas rivales. Es joven y debe adaptarse al equipo, pero pronto deberá justificar la apuesta que se hizo por él desde la dirección deportiva. Esperemos verle más activo en las próximas oportunidades que vengan.