El FC Barcelona y el Athletic Club se han vuelto a ver las caras por tercera vez en esta temporada. Esta vez, el partido era de vital importancia para los culés, ya que necesitaban los tres puntos para mantenerse en la lucha clasificatoria por puestos Champions. Además, los locales también tenían una gran oportunidad de aprovechar el ‘pinchazo’ de uno de sus rivales para los objetivos, el Real Betis. El Camp Nou vestía sus mejores galas y el partido empezaba puntualmente a las 21:00 horas. Los ingredientes estaban servidos.

El choque empezó con mucho dominio de la posesión por parte de los locales, que salieron con una gran intensidad, ante los 69.770 espectadores que se reunieron en el estadio para disfrutar de la cita. Una tónica que por otra parte se mantuvo durante la totalidad de la primera mitad, dejando una imagen de superioridad abrumadora por parte de los culés.

Con el esférico, los pupilos de Xavi Hernández tuvieron la posesión absoluta desde el inicio del encuentro hasta prácticamente el término de los primeros 45 minutos y con ello sometieron a los vascos. La circulación del balón fue realmente veloz, moviéndolo de un lado a otro y con un Pedri magistral en el centro del campo.

Por su parte, los futbolistas del Athletic Club se limitaron a protegerse defensivamente, buscando sus opciones de anotar mediante contraataques, aunque sin mucho éxito, pues la defensa del Barça estuvo realmente atenta. En este sentido, la colocación de los jugadores culés fue magnífica, así como las coberturas de todos los jugadores blaugranas, que estuvieron muy implicados en las ayudas.

Además, el trabajo sin esférico de los culés fue espectacular, con una presión tras pérdida magnífica y con un compromiso de todo el equipo ejemplar. Ahora bien, dicha superioridad en todas las facetas del juego, no se terminaba de reflejar en goles, ya que -si bien el equipo llegaba-, no conseguía morder.

Primero fue Gavi, quien desaprovechó la oportunidad de anotar con un disparo que se marchó por encima de la portería de Unai Simón. Luego fue Ferran Torres el que falló su oportunidad, tras una magnífica jugada individual de Adama Traoré. Ambos fallaron. Ahora bien, tal y como reza el dicho, “a la tercera va la vencida”, y así fue. Tuvo que ser en la tercera oportunidad clara, cuando Aubameyang cazó un balón suelto dentro del área para anotar el primer tanto del partido en el minuto 37’.

Con el 1-0 en el marcador, los pupilos de Xavi se relajaron y, comprensiblemente, bajaron la intensidad del juego en todas las facetas durante los últimos 10 minutos de primera mitad. Asimismo, y a pesar del bajón de intensidad de los culés, el dominio del juego siguió siendo azulgrana, sin conceder ocasión alguna a los visitantes de acercarse en el marcador.

En la segunda mitad, el FC Barcelona salió un poco más relajado, lo que le dio alas al Athletic para tratar de buscar el gol, nuevamente sin mucho acierto. Asimismo, el estado de relajación de los culés duró más bien poco, y con el paso de los minutos los futbolistas locales se reactivaron. Tanto fue así, que incluso en el minuto 5’ de la segunda parte, llegaba la primera ocasión de los segundos 45 minutos, con un remate de Ferran Torres.

Tras el aviso del valenciano, los culés recuperaron el dominio de la posesión, así como las sensaciones en el partido, aunque sin llegar a los resultados tan espectaculares de la primera mitad. De hecho, incluso hubo un tramo del partido, en los segundos 45 minutos, en los que el Athletic pudo trenzar jugadas en campo contrario, sin peligro. En este sentido, tanto Piqué como Araújo fueron claves para desbaratar las jugadas ofensivas de los bilbaínos.

Otra de las claves para entender el bajón que sufrió el equipo en la segunda mitad, se encuentra en el trabajo sin balón. Por razones evidentes de desgaste físico, los futbolistas culés bajaron la intensidad en el trabajo de la presión, lo que dio aire al Athletic para poder salir con el esférico jugado.

Corría el minuto 70’ del partido y el choque se estaba convirtiendo en un duelo plano entre ambos equipos. El Barça amasaba posesiones, aunque sin apenas verticalidad. Mientras tanto, el Athletic cuando recuperaba trataba de desplegarse con rapidez, con poco éxito.

Todo parecía conducir a un desenlace de partido plácido, hasta que una genialidad de Dembélé en el 72’ terminó de decantar la balanza. Los pitidos contra el francés cuando entró sustituyendo a Ferran Torres en el 67’, rápidamente se convirtieron en aplausos.

Ya con el 2-0 en el marcador, el equipo volvió a crecer e incluso mejoró las prestaciones de la primera mitad, con un magnífico juego combinativo. Pedri volvía a ser el de la primera mitad y el público se lo reconocía con una gran ovación tras una jugada individual maravillosa del canario. El equipo brillaba.

El balón se movía con una velocidad abrumadora y el trabajo en la presión volvía a surgir efecto. El Barça daba la sensación de gustarse mucho jugando y la grada lo reconocía animando y disfrutando como niños. Además, el regreso de Memphis tras dos meses lesionado parecía ser el broche de oro para la cita.

Sin embargo, el Barcelona no se contentaba con solo eso. Para desgracia de los vascos, los cules todavía tenían gasolina para anotar hasta dos goles más en el encuentro. El primero, obra de Luuk de Jong, que anotó el 3-0 en el 90’, mediante su especialidad: la del remate de cabeza. Finalmente, la cereza del pastel, el cuarto gol de los culés para cerrar el encuentro. Esta vez la autoría se fue para Memphis, el futbolista que había regresado tras lesión, y que anotó su gol en el 90+4’.

La sensación que dejaron los futbolistas del equipo catalán el domingo 27 de febrero, ante el Athletic Club fue de una superioridad abrumadora. Los culés se sabían capaces de luchar por grandes cosas. Xavi Hernández consiguió devolver, una vez más, la alegría al Camp Nou y lo hizo con un gran fútbol, digno de ver.