Una nueva semana fatídica para el FC Barcelona. Si el martes perdió ante el PSG y se despidió prácticamente de la Champions League, hoy ha dejado escapar una oportunidad de oro para meterse de nuevo en la lucha por la Liga. Tras los dos pinchazos consecutivos del Atlético ante el Levante, el Barcelona podría haberse colocado a seis puntos del líder de haber ganado hoy ante el Cádiz. Una distancia asequible con 15 jornadas todavía por disputarse. Nada más lejos de la realidad para un Barça que sigue teniendo muchos problemas y que ha demostrado no haberse levantado del varapalo europeo.

Koeman repitió el mismo once que contra el PSG, con la clara intención de que se resarciesen los jugadores que fueron superados y rindieron por debajo de su nivel el martes. Ni siquiera eso le salió bien al conjunto blaugrana, que tuvo problemas para dominar el encuentro ante un Cádiz que jugó a replegarse y proyectarse en ataque. Álvaro Cervera planteó un bloque bajo que dificultó la convivencia de Messi, Griezmann, Pedri y De Jong, obligados a pisar las mismas zonas en la frontal durante ataques posicionales con poco espacio.

Pedri fue lo poco destacable de un Barça que jugaba lento y a muchos toques. El único que se salía del guion establecido e intentaba dinamitar el ataque con algún pase filtrado en la frontal del área. De hecho, el gol del conjunto culé es, en parte, obra del jugador canario, que mete la puntera y se anticipa a dos defensores del Cádiz para forzar un penalti que mandó posteriormente a la red Leo Messi. 1-0 y poco más al descanso.

La segunda parte fue un reflejo de la primera. Los minutos pasaban y el Barça no conseguía cerrar el partido, con todo el peligro que conlleva eso para un equipo que tiene el gran defecto de no dominar las áreas. El mayor peligro vino por parte de Dembélé. El extremo francés mostró su versión menos acertada en los metros finales tras mandar fuera dos ocasiones claras de gol. Mientras tanto, Griezmann abandonaba el terreno de juego tras volver a jugar un partido errático e intranscendente.

Lenglet, cometiendo el penalti que costó el partido al Barça. Fuente: Getty

 

Los cambios de Koeman no solo no revirtieron que el ritmo del partido siguiese siendo lento, sino que alejaron aún más al Barça de tener ocasiones claras de gol. Pjanic salió como interior, posición donde todavía no ha completado un buen partido desde que está en el Barça, y Pedri abandonó el terreno de juego siendo lo único positivo del equipo. El resultado fue el habitual: el Barça perdió el control y se la jugó a defender el marcador por la mínima, con todo el peligro que conlleva.

Y tras haber salido con vida en varios partidos similares durante esta temporada, ante el Cádiz salió cruz. Lenglet cometió un penalti flagrante en el 87’ para alguien de su nivel que permitió al conjunto gaditano empatar el partido desde los once metros. El Barça se quedó noqueado, sin tiempo ni capacidad de respuesta; viendo cómo se escapaban otros dos puntos que hubiesen siendo claves para mantenerse arriba.

Con la Champions prácticamente imposible ante el PSG y la Copa cuesta arriba contra el Sevilla, hoy era un día importante para que los de Koeman se volviesen a reenganchar por la Liga, pero el resultado fue el que ya tiene interiorizado este equipo. Empate y a ocho puntos de un Atlético al que se le han empezado a ver las costuras, pero que nuevamente el Barça no ha sabido aprovechar.