El vacío futbolístico del Mundial no es algo fácil de suplir. Más aún, cuando ha sido uno de los campeonatos del mundo con mayor emoción de los últimos tiempos. Barcelona y Espanyol, como quien regresa a la escuela después de vacaciones, volvían al ruedo con algo más que un simple partido. La rivalidad que albergan entre ambos elencos siempre ha sido destacable a lo largo de la historia y este partido iba a tener su ‘puntilla’ al final.

Si el ambiente esta temporada del público azulgrana ya estaba siendo para destacar, en este encuentro no iba a ser menos. Luego ya que Pedri, Lewandowski y compañía tengan el día no es algo que se deba dar por sentado. Con un inicio rumbero y ofensivo de los de Xavi Hernández, el primer tanto no iba a tardar en ver la luz. Con algo de suerte, tras un centro previo de Raphinha, Marcos Alonso conseguía rematar con convicción y poner a los azulgrana en ventaja. El defensor de 32 años ha sido una pieza importante en ataque a pesar de partir como central, con un penalti provocado que no debería empañar la buena actuación en su continuidad como zaguero.
Las genialidades de Gavi y Pedri combinando de primeras siempre generan una grata sorpresa a los aficionados y hacen fácil lo más difícil: jugar sencillo y brillar.

Una llegada discreta de Melamed y alguna falta lateral ejemplificarían las pocas internadas pericas en el primer tiempo. El conjunto de Xavi, con el dominio de la posesión, se encargaría de dormir el resultado yendo de más a menos.
El papel de Frenkie De Jong en el día de hoy partía como mediocentro algo más posicional, implicándose en tareas defensivas y acompañando la progresión de Pedri y Gavi. En la segunda parte, el técnico egarense tenía otros planes para el neerlandés. La entrada de Busquets acercaría a De Jong a la zona de tres cuartos, buscando potenciar sus llegadas a la frontal.

Con un juego no muy vistoso por parte de los extremos titulares, el técnico azulgrana optaba por dar aire fresco a las bandas con la entrada de Ferran Torres y Dembélé. El atacante valenciano generando espacios y el francés siendo incisivo con su desborde les daban alas a sus compañeros.
Y cuando parecía que la tarde iba a acabar soleada, Joselu se encargaba de traer las nubes y el silencio al feudo de la ciudad condal, poniendo el empate en el marcador. A partir de ahí la presión del Spotify Camp Nou y la tensión de los jugadores azulgrana dinamitaba como una olla express. Jordi Alba y Vinícius Souza completarían el carrusel de targetas, siendo los dos expulsados.

El equipo de Diego Martínez llevaba el partido a su terreno y por mucho que Lewandowski y Pedri gozaran de las mejores oportunidades, el marcador era inamovible. A los azulgrana les tocará comerse las uvas con sabor amargo y reduciendo el ligero margen que tenían de ventaja con el Real Madrid. Habrá que esperar al 2023 para recuperar la tranquilidad y volver a sumar de tres en tres.