El FC Barcelona siempre ha sido sinónimo de buen trato hacia la cantera. Todos los futbolistas que salen de La Masía llevan consigo el ADN Barça y Carles Aleñá no es menos. Desde que debutara con 18 años de la mano de Luis Enrique ante el Hércules en Copa, el mataronense ha demostrado su amor por los colores blaugrana y su ambición por triunfar en el club de sus amores.

Hasta el momento su trayectoria no ha sido nada fácil y ha tenido que buscar nuevos retos al no contar con demasiadas oportunidades en el primer equipo azulgrana. En enero de este mismo año salió rumbo a Sevilla para recalar cedido en el Real Betis. En los pocos meses que estuvo en el Villamarín disputó un total de 19 partidos a un nivel muy alto pero su objetivo siempre ha sido triunfar en Barcelona.

Su titularidad el pasado martes ante el Dinamo de Kiev en Champions supuso un hilo de esperanza para todos los que soñamos con verle triunfar en la Ciudad Condal. Hasta entonces no había tenido demasiadas oportunidades por parte de Koeman pero la plaga de lesiones que azota al equipo le abrieron las puertas de la titularidad ante los ucranianos realizando un fantástico partido en el que falló solo un pase de 114.

En la rueda de prensa previa al partido frente a Osasuna el técnico neerlandés destacó el progreso del joven futbolista: “Está mejorando mucho su juego y está cambando cosas para ser jugador del Barça en el centro del campo”. Sin duda, una nueva etapa en la que el míster parece apostar más por el catalán tras no haber contado prácticamente nada en este inicio de temporada. Quién sabe si finalmente acaba siendo una pieza fundamental.