Frenkie de Jong llegó al Barça con la etiqueta de interior y futuro pivote para deslumbrar en un centro del campo que necesitaba savia nueva, pero no se contemplaba la posibilidad de que fuera central, antes se prefería colocar ahí a Busquets que a él. Con Ronald Koeman ya en el banquillo y como consecuencia de las lesiones, el técnico holandés se vio obligado a colocar un centrocampista como central y, cuando todos esperaban que fuese Busquets, Koeman apostó por colocar a De Jong como central, al igual que ya hizo en la selección holandesa en algún momento, pero en línea defensiva de cuatro. ¿Qué diferencia vemos en el juego del holandés entre su papel como segundo central y como tercer central en este 3-5-2?

De Jong celebrando su gol ante el Granada en Copa del Rey. Fuente: Getty Images

La exigencia de un defensa en línea de cuatro como pareja de centrales no es la misma que en una línea de tres o incluso de cinco defensas. Cuando a De Jong le ha tocado cumplir con ese rol, le hemos visto bastante inseguro en los duelos, en desventaja en los duelos aéreos, con problemas para saber a qué altura jugar, débil en la anticipación y el uno contra uno defensivo, además de perder todo su protagonismo en el centro del campo. Lo positivo que aportaba era la salida de balón y, a veces, tampoco porque no podía arriesgar al tener solo a un central a su lado. Esta debe ser una posición que solo cubra en momento de urgencia.

Sin embargo, su recolocación en la defensa de tres ocupando el lugar de Piqué tras su lesión ha sido todo un descubrimiento por parte de Koeman, precisamente una posición que el técnico holandés conoce de sobra tras su carrera como líbero en la etapa de Cruyff en el banquillo. Aún así, el rol de De Jong no es el mismo que el de Koeman en su momento porque Koeman ha convertido a Frenkie en el líbero moderno. Si los comparamos, Koeman era prácticamente el único defensor del Barça porque los dos defensas hacían casi de laterales. El holandés destacaba por sus desplazamientos en largo, su potente disparo y, de vez en cuando, sus sorpresas en ataque. El rol de De Jong se podría decir que es más táctico. La clave de su figura circunda la salida de balón desde atrás. También hay que destacar el papel de Zubizarreta en la época de Koeman, ya que era bastante más limitado con los pies que Ter Stegen.

Koeman en su etapa de líbero en el Barça. Fuente: Diario de Aficiones Unidas

De Jong aporta seguridad y eficacia en el centro de la línea de tres. Ante cualquier presión rival, el Barça cuenta con dos ventajas. La primera es la calidad individual del holandés que es capaz de detectar los espacios libres donde puede recibir para crear el inicio de la posterior superioridad. Pero, también hay que tener en cuenta el uno contra uno de Frenkie. Ante la propia Real Sociedad vimos cómo a veces optó por superar la presión de Isak mediante su potente zancada superando así la primera y más importante línea de presión. Además, las posiciones de Busquets y de Pedri también le favorecen. Mientras el primero trabaja la línea de pase que permite combinar con Frenkie en el famoso tres contra dos para superar la presión y generar superioridad en el medio, Pedri suele mantener más la posición. Aunque a veces baja a recibir y a ayudar, Pedri mantiene la posición para proyectar al equipo en ataque una vez que conecten con él, para darle equilibrio también al medio y por último, tal y como pedía Cruyff, para ensanchar el campo, hacérselo más grande y más difícil de cubrir al rival.

De Jong superando la presión de Isak con potencia. Fuente: Getty Images

La segunda ventaja es una cuestión de esquema. El once titular de Koeman con el 3-5-2 en cuanto a nombres, con Griezmann en el once, coincide con el 4-3-3, por tanto, los rivales hasta el momento del partido no sabrán cuál será la disposición elegida. Esto también favorece que durante el partido se puedan cambiar de uno a otro y usar diferentes variantes de juego. Cuando vuelva Piqué al once, lo más probable es que De Jong recupere su posición de interior y el sacrificado sea Griezmann. Sin embargo, el Barcelona debe tener en cuenta el buen rendimiento de este esquema, de este once y del rol de Frenkie como líbero porque jugar ahí tampoco le ha privado de llegar en más de una ocasión a portería en la segunda línea: su potente zancada le permite superar líneas con una efectividad poco casual y muy difícil de defender para los rivales.

Si yo fuera Koeman, en lo que queda de temporada alternaría el 3-5-2 usando el rol de De Jong como líbero con el 3-5-2 con Piqué comandando la salida de balón. Con De Jong ha podido darle más continuidad, pero con Piqué también ha sido efectivo. Hay un matiz a destacar. Ante equipos que presionen muy arriba en la salida de balón y bien, yo apostaría por De Jong de líbero para facilitar la salida y sacarle más partido a la superioridad en el medio como contra la Real Sociedad. Sin embargo, ante equipos que presionen más en bloque medio o incluso planten un bloque bajo, sería mejor apostar por Piqué para poder contar con De Jong como interior: sus rupturas de líneas en carrera, sus llegadas en segunda línea y su sorprendente capacidad goleadora de esta temporada.

Piqué y De Jong juntos contra el Atlético de Madrid. Fuente: Getty Images

Lo que está claro es que Koeman junto a su staff, en el momento más importante de la temporada, ha apostado por la valentía táctica y ha dado con la tecla del equipo. ¿Por qué no también de cara a la temporada que viene? Para lo restante de esta el esquema está claro: 3-5-2. Pero, las variantes son múltiples y las más importantes dos: Piqué como defensa central o De Jong como líbero moderno.