Ángel Cuellar, Giovanni, Litmanen, Rivaldo, Riquelme, Ronaldinho, Leo Messi… ¿Y ahora qué? Es la pregunta que nos rondaba por la cabeza desde que el astro argentino dejó de ser jugador del FC Barcelona. Es cierto que la historia del número 10 del Barça tiene un antes y un después desde que Leo se puso por primera vez esa camiseta. Y es ahora cuando nos toca asumir a nosotros que este capítulo ha terminado y que vendrán nuevos comienzos.

¿Y ahora qué? Ahora Ansu Fati. Ahora toca volver a ilusionarnos con un joven de 16 años que «tiene algo» cada vez que toca el balón y que empezó a batir récords desde que debutó como jugador del primer equipo. Un chico que viene de La Masía, que en su segundo partido con el primer equipo marcó un gol decisivo en El Sadar y que en su primera titularidad hizo un gol y una asistencia.

Ansu Fati durante la presentación del equipo. Fuente: Getty Images
Ansu Fati durante la presentación del equipo. Fuente: Getty Images

Son tiempos difíciles y estamos viviendo la peor época del Barça, pero empiezan a salir brotes verdes. La decisión de que Ansu sea el heredero del dorsal con el que Leo ha hecho historia ha generado debate, como no iba a ser de otra manera. Hay personas que querían que el número 10 quedara sin sucesor –como cuando Víctor Tomás anunció que se retiraba del balonmano y su camiseta subió a lo más alto del Palau junto a la de otras leyendas del club-, pero era algo inviable ya que La Liga en ese caso obligaría al club a tener una ficha menos.

También hay personas que proponen dejar libre esta temporada la camiseta, en señal de transición… Otros preferían que lo llevara el Kun, incluso llegó a sonar Coutinho como sucesor. Pero el mensaje del Barça ha quedado claro: el 10 lo llevará un jugador de La Masía que (ojalá) haga historia en el equipo.

Llegó el punto y final de una historia que parecía que no terminaría, no de esta forma tan repentina. Empiezan a escribirse otras y, aunque el comienzo sea algo agridulce en líneas generales, seguro que en el futuro veremos algo más de luz. Porque antes de “el 10” también había vida y seguirá habiéndola después. Aprendamos a disfrutar de lo efímero, que nunca sabemos cuando se va a acabar. Eso es lo que lo hace tan especial. Larga vida al 10.