Lo que antes de comenzar el playoff parecía un partido disfrutón y favorable para vivir en el Palau con los suyos se transformó con la derrota del miércoles en una última bala. Este viernes el Barça se jugó en casa la vida o la muerte, el último cartucho de supervivencia, el asegurarse la existencia de una colchoneta en el suelo a la que saltar al vacío durante el infierno del Pireo.

Complicado florecer a priori bajo la presión de esta premisa, pero los blaugranas -liderados por un Jabari Parker que ni siente ni padece, confeccionado a medida para las grandes noches de gloria europea- consiguieron llevarse el gato al agua en forma de victoria. Un luminoso de 77-69 a la bocina final que pone el empate en la eliminatoria frente a Olympiacos, 1-1, para no viajar a Grecia con la sentencia de muerte firmada de tener que ganar los dos partidos obligatoriamente en el infierno griego.

Parker (24 pts.), MVP indiscutible del encuentro. Fuente: @FCBBasket

Los jugadores del Barça llegaron todos a una al pabellón, tras concentrarse juntos estos dos días desde que cayeron en la trampa griega. Bartzokas, sabedor de que por calidad en el uno a uno los blaugranas eran superiores y ya lo demostraron en la fase regular, había fabricado un plan meticuloso que le permitió la puerta grande al estreno: cortar la fluidez ofensiva a toque de falta, buscar mucho ir contra Willy en el ‘pick and roll’ y no permitir que el Barça pisase pintura. Sin hacer un partido brillante, con una más que cuestionable actuación arbitral en contra y con la suerte cayendo del lado griego jugada tras jugada, los blaugranas se quedaron a solo dos puntos del empate. Los locales lo sabían, asumiendo que la vital victoria en el segundo partido iba a depender exclusivamente de su empeño y su lectura del juego.

Tras un susto en forma de primer ataque sencillo visitante, que repetía fórmula del miércoles pudiendo tirar con libertad a media altura, los culés se pusieron el mono de trabajo y sacaron el 7-2 en el primer parcial de la mano anotadora de Lapro. Como bien dijo Roger, puede parecer una ‘gilipollez’ pero en el basket, como en la vida misma, es casi más importante empezar bien para poder acabar de lujo. Y el Barça hizo un primer cuarto de lujo, llegando a sostener un parcial a favor de 11-0 y firmando un 27-14 en el marcador.

El ambientazo en el Palau, una caldera incluso mayor que en el primer partido. Fuente: @FCBBasket

‘No mercy’, rezaba el tifo de los Dracs. Y el Barça, liderado por un monárquico Parker que se marchó a dormir con 24 puntos y la mejor actuación desde que aterrizó en la Ciudad Condal, no tuvo piedad. Con Willy Hernangómez y Alex Abrines -el del brazalete providencial desde la línea de triple en los momentos duros- como secuaces, los blaugranas mantuvieron el tipo en un segundo y tercer cuarto de idas y venidas (43-37 al descanso y un 60-57 de vértigo al encarar el final del partido). Sí, los griegos se llegaron a poner un punto por delante en el tercer cuarto, registrando episodios de desvanecimiento y taquicardia entre los incansables culés de una grada irrespirable.

El técnico, que no quería sustos en la recta final, repitió con los de gala en el último cuarto para rematar la faena. Y de qué manera. Los blaugranas se alzaron a once puntos a falta de menos de tres minutos en un arranque espectacular sin espacio para el titubeo. Tan holgados que Satoransky renunció a disputar la última jugada, botando el balón de forma lánguida entre el jolgorio del Palau y con los jugadores de ambos equipos abrazándose. Ayer la cocina blaugrana encontró la receta para imponerse a este Olympiacos en la eliminatoria, fórmula que deberá resultar apetitosa durante la semana que viene (martes y jueves en el Pireo) incluso sin el ingrediente estrella del Palau.

Willy supo firmar una gran actuación ante los intentos de contrarrestarle. Fuente: @FCBBasket

Y, ante una afición que clamaba por Darío Brizuela desde el inicio de la eliminatoria, Roger Grimau se mantuvo en sus trece y la ‘Mamba vasca’ repitió sin tener minutos. James Nnaji fue el otro convocado sin salir a pista, mientras los descartes volvieron a ser Joel Parra y un fogoso Oriol Paulí volcado en levantar a la afición y poder ayudar a sus compañeros desde ese rol. Probablemente, cuatro jugadores destinados a cargar sobre sus hombros el partido de este domingo en Andorra, visita rocosa de ACB mientras Olympiacos podrá descansar hasta el martes. En palabras de Grimau, ‘es lo que hay’.