«Niño, deja ya de joder con la pelota», decía Joan Manel Serrat en el estribillo del clásico español ‘Esos locos bajitos’. Irónicamente, Chus Mateo debió repetir esa misma frase en más de una ocasión durante El Clásico español, maldiciendo a Laprovittola, ese ‘loco bajito’ que hace dos temporadas vestía de blanco y ahora sangra azul y granate.

A seis jornadas de terminar la fase regular, el Barça recibía al Real Madrid en una situación «atípica» para ambos equipos. Mientras que los azulgranas se jugaban afianzar la tercera plaza por delante de UCAM Murcia, los blancos necesitaban ganar para recuperar la primera posición que Unicaja les arrebató tras su derrota en casa ante el BAXI Manresa. Los de Chus Mateo encadenaban dos derrotas seguidas en el WiZink y su orgullo no podía permitirse encajar una tercera en casa del eterno rival. 

Un Palau absolutamente prendido en fuego se encargó de darle su particular «bienvenida» al conjunto blanco. La monumental pitada ejecutada por los más de 7.726 aficionados que batieron el récord de asistencia de la temporada se escuchó hasta en el WiZink. Nadie quería perderse El Clásico, ni siquiera Gavi, Pedri, Joao Félix, Araújo y Lewandowski que, sin duda, fueron los espectadores de lujo de la velada. El Clásico estaba predestinado a decidirse en la lucha bajo los tableros, y así fue, pero la efectividad al contraataque y el acierto desde el perímetro marcaron el ritmo de un partido protagonizado por los más bajitos de la clase: Nico y Ricky.

Esa «pilla» sonrisa de Nico esconde un instinto asesino letal para sus rivales | Fuente: @FCBBasket (X)

Laprovittola es el bajista del grupo y no, para nada tiene que ver con su altura. Cuando el argentino coge la guitarra -eléctrica, por si alguien tenía dudas-, toca todos los acordes y agita el partido como solo él sabe. Da igual el cómo, el cuándo e incluso el dónde; Nico pasa de cero a cien en cuestión de segundos. Pone música a todos los contraataques y pinta triples de todos los colores. Su ‘game winner’ ante  Maccabi confirmó el inicio de su enésimo estado de gracia. En la frutería ya nadie compra las mandarinas de Llull; ahora todos los niños quieren las naranjas de Nico.

25 puntos, 5 asistencias y 23 de valoración para un jugador que ha demostrado que su impacto en el juego va más allá de las estadísticas y de su capacidad ofensiva. «A menudo, aquello que no se ve a ojos de todos, no llama tanto la atención». Con esta profunda reflexión, Roger Grimau elogió el despliegue defensivo de Nico, que llevó a la unidad perimetral del conjunto blanco por el camino de la amargura. Al final del partido, el Palau cayó rendido a los pies de Nico, elevado al cielo del templo azulgrana por ese cántico celestial que dice aquello de: «¡MVP, MVP!»

De la pizarra al parqué; los máximos artífices de la victoria de anoche | Fuente: @FCBBasket (X)

Ricky Rubio es la voz de la banda azulgrana. Su versatilidad le permite alcanzar todo tipo de registros y marcar el ritmo que desea. Su notoriedad en pista es determinante, su capacidad para leer y comprender cada movimiento es un insulto a la inteligencia de los rivales y su visión de juego roza el límite de la ilegalidad.

Consagrado como uno de los máximos exponentes de la calidad por encima de la cantidad, al mago de El Masnou le bastó con los últimos cuatro minutos del primer cuarto para dejar congelada a la defensa blanca. Más allá de los ocho puntos y las dos asistencias, Ricky vio jugadas dónde nadie más las supo ver para elevar al Barça 16 puntos por encima del Madrid al final de los primeros diez minutos de partido.

Rubio marcó el ritmo del Clásico con un poco de ‘Ricky and Roll’ | Fuente: @FCBBasket (X)

Párrafo de apreciación para los más grandes. Contrarrestar el ‘efecto Tavares’ no es una tarea fácil, y menos aún cuando el caboverdiano te recibe con ‘caricias’ desde la primera jugada del partido. Las hostilidades dentro y fuera de la pintura no se hicieron esperar más allá de la primera posesión, pero las torres azulgranas aguantaron el envite y esperaron su turno pacientemente para volver a ser determinantes.

Hace semanas que a Jabari Parker le dejaron de apretar las trenzas; la bestia americana atacó el aro con agresividad con tres mates que pusieron de pie al Palau. Jan Vesely sigue sin despojarse del mono de trabajo; palmeó y capturó hasta ocho balones claves para ganar la batalla por los rebotes, e incluso tiempo de sacar a bailar de nuevo a Poirier con un par de fintas que acabaron en un mate descomunal que hizo explotar a la afición azulgrana. Las Torres de Madrid cayeron como un castillo de naipes. De hecho, ni siquiera pudieron terminar el partido, pues Tavares y Poirier fueron eliminados en el último cuarto, sentenciando a muerte al conjunto blanco.

‘Big Jan’ realizó el trabajo sucio una vez más y consiguió eliminar a Tavares y Poirier de la ecuación | Fuente: @FCBBasket (X)

«No hemos buscado tanto sorprender, sino saber cómo reaccionar y adaptarnos rápidamente a diferentes situaciones. Queremos que el equipo muestre diferentes registros». En El Clásico de Euroliga, Roger Grimau apostó por los más grandes para potenciar el físico y asegurar el rebote. Esta vez, no le hizo falta sacrificar de nuevo la titularidad de Laprovittola para llevarse el tercero de los cuatro Clásicos que ha disputado desde que se sienta en el banquillo azulgrana. De hecho, la ‘pequeña’ figura del genio argentino se volvió a agigantar ante su exequipo para demostrar que sus locuras están únicamente al alcance de los más bajitos.