La Champions regresa a lo grande en el Camp Nou, con un duelo de altura y lleno de morbo entre el Barça y el PSG. Ambos equipos se vuelven a cruzar en unos octavos de final tras aquella eliminatoria en la temporada 2016-17, en la que los azulgranas lograron remontar el 4-0 de la ida con una histórica remontada en el coliseo blaugrana por 6-1 que permanecerá en las retinas de los culés para la posteridad.
4 años después, los dos conjuntos han sufrido cambios notables, tanto en plantilla como en cuerpo técnico. Especialmente el PSG, tras sufrir esa hecatombe en el fortín culé, decidió invertir más de 400 millones en fichajes estratosféricos como los de Neymar o Mbappé, con el objetivo de hacerse con la primera Champions de su historia, un deseado trofeo que casi lograron la pasada temporada tras caer en la final ante el Bayern.
Y es que después de pasearse año tras año en la liga francesa, al conjunto parisino se le exigía, como mínimo, pelear por la Champions, y con más razón después de haber invertido más de 1.000 millones de euros en incorporaciones en las últimas 10 temporadas.
Sin embargo, está siendo una temporada atípica e irregular en el PSG. Ahora mismo ni es líder en la Ligue 1, siendo superado en la clasificación por el Lille, encontrándose en la segunda posición con 54 puntos. 17 victorias, 3 empates y 5 derrotas. Una irregularidad en el torneo doméstico que, sumado a una situación totalmente insostenible en el vestuario y una relación rota con Leonardo, terminó en la destitución de Thomas Tuchel las pasadas navidades. El conjunto francés no tardó en encontrar un sustituto y ató a uno de los técnicos libres más cotizados del momento, Mauricio Pochettino.
El argentino, quien logró llevar al Tottenham a la final de la Champions en 2019, llevaba más de un año sin equipo, sonando siempre como el posible sustituto de Zidane en el Real Madrid. No obstante, el extécnico de los Spurs, quien también vistió la camiseta del PSG como jugador durante tres años, fue el elegido para cambiar el rumbo de un equipo plagado de estrellas y que tiene una deuda pendiente con la Champions. Desde su llegada, el conjunto parisino ha encadenado 8 victorias, un empate y una derrota.
Pochettino está empezando a implementar un estilo de juego que le está dando resultado. A través de un 4-3-3, un juego vertiginoso y veloz, intercambio constante de posiciones de sus jugadores, acompañado de una presión asfixiante al rival, son las principales señas de identidad del nuevo PSG. Una de las principales novedades ha sido la nueva posición de Verratti, con el italiano jugando de mediapunta para después acabar de mediocentro a lo largo del encuentro. Los franceses estarán liderados por una de las joyas más deseadas del fútbol europeo, Kylian Mbappé.
El delantero galo, con la ausencia de jugadores tan decisivos como Neymar o Di María, será la principal baza ofensiva de su equipo. Es el pichichi de la Ligue 1 y el máximo goleador de su equipo, con 16 tantos en la liga francesa y en Champions ha anotado 2. Su principal virtud es la velocidad, algo a lo que deberá estar atento el Barcelona en posibles contragolpes donde el francés es letal. Mbappé estará acompañado arriba de Mauro Icardi y la duda está en si se optará por Moise Kean o por Pablo Sarabia. A pesar del evidente poderío ofensivo del PSG, se trata de un equipo que es bastante vulnerable atrás, en la parcela defensiva, algo que debe corregir todavía Pochettino.
Alineación probable: Keylor Navas; Florenzi, Marquinhos, Kimpembe, Kurzawa; Verrati, Gueye, Paredes; Kean, Icardi y Mbappé.