La revolución tras el batacazo de Lisboa consistía en fortalecer cada una de las posiciones del campo para volver a competir por títulos. Cuando te marcan ocho goles y sólo marcas dos, es que todo falla, desde el portero hasta el delantero centro, pasando por el que los alinea.

Koeman llegó como ese amigo de toda la vida que ve florecer un desorden caótico entre tanta idea, sin éxito. Al holandés le contrataron para lavar la imagen de los de traje y corbata, que para colmo, han acabado deteriorándosela más todavía. Como todo el mundo le conocía, nada de lo que hiciese les sorprendería: carácter y mano dura para tomar decisiones. Pero… ¿realmente podía decidir? En portería, mejor no tocar nada. En defensa, la principal necesidad a reforzar, sólo te traen a Dest, y porque el Ajax, club hermanado, prefiere vernos en el trono antes que a cualquier otro. En el centro del campo, a pesar de los mensajes poco esperanzadores hacia los jóvenes, todos se quedan. Seguramente ya se quejarán cuando alguno no tenga minutos. Confías en un aparentemente “fracaso” como es Coutinho y eres capaz de revalorizarlo. Pides a Wijnaldum y no te lo traen. En ataque, te dan el papelón de Suárez, que ya estaba en la puerta de salida, y te responsabilizan a ti de las llamadas. ¡Vaya trato!

El final de mercado ha sido para vivirlo y contarlo. Koeman no quiere indisciplinados, y es por ello que no le convencía ni Dembélé ni Umtiti, aunque, para un favor que pedía, tampoco pudieron desprenderse de ninguno de los dos. Sus últimas esperanzas eran Eric García y Depay. El técnico dejaba claro en ruedas de prensa previas que quería reforzar ambas posiciones como fuera, pero a su vez, no dejaba de negar que la situación del club era mala. Finalmente, ninguno vino, bien porque no hubo acuerdos o porque realmente la caja está vacía y no lo quieren decir. Lo cierto es que han tenido dos meses, que se dieron prisa en cuadrar cuentas con Arthur o ingresar por Semedo, pero que a la hora de la verdad, no atendieron las necesidades. Y no, no se les pedía soltar 150M€ por jugadores incompatibles como Griezmann.

Koeman comienza la temporada sin recursos suficientes, sin abrir la boca y tragando. Querrán que lo gane todo, pero esto es como ir a un examen sin bolígrafo. ¿Cómo vas a aprobarlo sin lo más necesario? Quizás él no se lo esperaba, los que le observamos desde la barrera, sí. La junta directiva de Bartomeu acabará por triturar otra figura más del ‘Cruyffismo’ sin todavía no haberle dado tiempo a respirar. Para ellos, ese será su mejor fichaje.