Frenkie de Jong fue, hace dos años, el fichaje que más ilusionó al barcelonismo. El holandés dejó atrás una vida entera dedicada al Ajax para cumplir su sueño de jugar vestido de blaugrana en el Camp Nou.
Llegó para recuperar el estilo de juego característico del Barça que se había perdido con el paso de los años, pero el sistema que utilizaba el Barça no le benefició y, siendo sinceros, no terminó de ofrecer su mejor nivel. En el club holandés jugaba de doble pivote, lo que hacía que trabajara más libre a la hora de crear juego y se “olvidaba” de las tareas defensivas. Algo que, con el nuevo sistema del Barça, puede ayudarle a volver al nivel más alto.
La llegada de Koeman
Si por algo se ha caracterizado la llegada del técnico neerlandés al banquillo del Barça ha sido por hacer “resurgir” a jugadores que hasta ahora no habían podido brillar con el equipo. De Jong ya había estado a las órdenes de Koeman en la selección de los Países Bajos, por lo que se puede decir que su fichaje como técnico blaugrana le ha venido como anillo al dedo.
En los tres partidos que hemos visto hasta ahora de liga y en los amistosos de pretemporada, Frenkie ha destacado por la conducción que ofrece a la hora de romper las líneas de presión y por la recuperación de balón. De esta manera, con Busquets o Pjanic a su lado, el holandés puede hacer lo que más le gusta: dominar en zona ancha y conducir el balón para deshacerse de la presión del rival. Además, el doble pivote también beneficia a Sergio Busquets, titular hasta ahora en todos los partidos de liga a pesar de que físicamente no es el jugador que era antes.
¿Qué aporta De Jong?
La figura de Frenkie se ha convertido en fundamental en este nuevo esquema. Hasta ahora hemos podido ver la facilidad que ofrece De Jong para salir jugando desde atrás, algo de lo que carecía el Barça de Valverde y que a veces se llegó a ver con Setién.
A la hora de sacar el balón, De Jong pasa a ser un tercer central y desde el costado izquierdo se encarga de comenzar la jugada, aunque también ha habido veces que ha hecho lo mismo desde la otra banda. De esta manera, los laterales –sobre todo Jordi Alba– tienen más libertad a la hora de conseguir altura, lo que beneficia al ataque del Barça.
Papel complicado
La responsabilidad que ha adquirido Frenkie en el Barça de Koeman es tan grande como peligrosa. Se encarga de pedir el balón en situaciones delicadas y de transportar la pelota de área a área, trabajo que al mínimo fallo puede pasar factura.
En partidos anteriores vimos a un De Jong que recordó mucho al jugador del Ayax, elegante, siendo clave en la circulación de balón y acelerando el tempo cuando el partido lo requería, algo que, por ejemplo, ayer contra el Sevilla no supo hacer. A la hora de jugar contra equipos que presionan alto como el Sevilla y pueden complicarte la salida de balón, tener un jugador como el holandés en tu equipo es vital, pero un mínimo error se puede pagar muy caro. Ayer perdió “muchos más balones de lo que es habitual en él” –en palabras del míster- lo que complicó en algunos momentos al Barça.
Por todo esto, recuperar el mejor nivel de Frenkie De Jong es de gran importancia para Koeman, ya que sin él, la mitad de su planteamiento se vería afectado. De Jong quiere demostrar que su fichaje no fue en vano y que es el jugador perfecto para ocupar ese puesto de doble pivote.