Después de una primera temporada con más sombras que luces y un inicio de ésta aún más titubeante, Antoine regresa por segunda vez con la camiseta del Barça al Wanda Metropolitano, con el reto de anotar en el estadio del equipo en el que jugó durante 5 temporadas y donde se erigió como uno de los mejores jugadores del mundo, un futbolista capaz de sentarse en la misma mesa de Cristiano y Messi.

Griezmann no pudo marcar en su regreso al Wanda Metropolitano la temporada pasada – Fuente: Rafa Casal (Marca)

El crack francés disputa este encuentro, crucial tanto a nivel individual como grupal, en el ojo del huracán, debido a las declaraciones que han salido a la luz por parte de su tío y de su ex agente y que dejan en muy mal lugar a Messi. Palabras, muy inoportunas e innecesarias, con las que el galo no tiene nada que ver, que no hacen más que complicar su adaptación dentro del equipo y echar más leña al fuego de una supuesta mala relación del ex del Atlético con el rosarino, con el objetivo de desestabilizar en vísperas de un encuentro tan trascendente.

Griezmann debe aislarse de este tipo de polémicas y comentarios que no han salido de su boca y centrarse en ayudar al equipo en un partido que puede suponer un golpe encima de la mesa, puesto que el Atlético está en muy buena forma en la competición doméstica y está prácticamente intratable en su campo. Además, tras la irrupción en el once de Pedri, el buen nivel que está exhibiendo Dembélé por la derecha en estos últimos partidos y el regreso de Coutinho tras estar lesionado tres semanas, debe dar un paso adelante y esforzarse más que nunca para merecerse un puesto de titular.

Asimismo, tras la lesión de Ansu Fati para 4 meses, el Barça pierde a un activo muy importante en el ataque culé y Antoine tiene la obligación y la responsabilidad de paliar esa baja demostrando esa faceta goleadora que le llevó a vestir la camiseta blaugrana.