Eran las semifinales de Champions y el escenario no podía ser otro que el Bernabéu, en un Clásico. La tensión iba en aumento por las dos semanas repletas de enfrentamientos, y por los graves incidentes que ocurrían entre los propios jugadores en cada partido. Mourinho dictaba órdenes de parar a los jugadores del Barça de la forma que fuese, puesto que la superioridad era abismal, hasta que una acción cambió el rumbo de la eliminatoria.
Rozaba el minuto 60 de partido cuando se produjo el altercado. Dani Alves y Pepe iban a disputar un balón, pero uno tocando sin dificultades para ganarla y el otro sin opción de jugar. El central portugués levantó la pierna a una altura considerable y con fuerza, además de postular su pie con la plancha y directa al lateral brasileño, poniendo en peligro su tibia y peroné. Suerte que Dani reculó al ver el peligro, e intentó apartar en el aire su pierna para no dejarse chocar con los tacos de Pepe, aunque eso no le evitó un leve contacto que se escuchó a través de las cámaras. El árbitro decidió expulsar al madridista, poniendo en ventaja numérica al Barça para ofrecer un mejor fútbol.
Hablaríamos de una historia negra en la carrera del brasileño si esa misma acción hubiese ocurrido con la pierna apoyada o no se hubiese percatado de apartarla. La polémica estaba servida, y aunque algunos negaran intencionalidad en la entrada, la sanción debería de haber sido más estricta por el contenido antideportivo de la misma, y que no se debe permitir sobre un terreno de juego.