El síndrome del central francés que en su tercera temporada con la camiseta blaugrana baja el nivel drásticamente está acechando a Clement Lenglet. Ya sucedió lo propio con Samuel Umtiti, que cuajó una primera campaña portentosa y asombró a propios y extraños por su alto nivel mostrado nada más aterrizar en Barcelona, bajando sus prestaciones posteriormente de manera paulatina. Lo de Umtiti tiene su explicación, ya que arriesgó su rodilla para disputar todos los partidos del Mundial de Rusia 2018 a través de infiltraciones de cortisona antes de cada partido, una manera clara de anteponer la cita mundialista a su deber con el club que le firmó, ahora visto con retrospectiva, un contrato completamente desorbitado.

La situación de Lenglet es distinta. Su comportamiento y disciplina tanto en su vida extradeportiva como a las órdenes del FC Barcelona ha sido intachable. Un central que llegó con el cartel de sustituto de lujo para Umtiti y que no tardó en hacerse con el puesto gracias a su constancia y regularidad en sus intervenciones. Por una cifra cercana a los 35 millones, el conjunto de la ciudad condal había encontrado el acompañante perfecto de Gerard Piqué en el flanco izquierdo de la zaga. Pero ahora, en su tercera temporada, todo lo visto hasta la fecha se está diluyendo como un azucarillo.

Las razones para explicar su bajonazo tanto físico como futbolístico son varias, pero ninguna de ellas concluyente. La principal es el haberse visto superado al no jugar con Piqué, uno de los mejores centrales de la década que se perderá prácticamente todo lo que resta de temporada. Las carencias que a veces mostraba el jugador francés eran corregidas por un Piqué que a posteriori se ha visto que protege y hace mejores a sus acompañantes. Lenglet no está demostrando la personalidad suficiente para comandar una línea defensiva tan exigente y que habitualmente juega tan desprotegida ante sus rivales.

Lenglet ante el Deportivo Alavés. Fuente: Getty

Los problemas de Lenglet se han evidenciado desde el parón por la pandemia, bajando su nivel tras la reanudación y confirmándolo en la presente temporada. Aun así, con Piqué lejos todavía de poder volver, un Umtiti fuera de combate que ni está ni se le espera, las alternativas de Araújo y Mingueza que todavía están en fase de formación con el primer equipo y que necesitan tiempo para desarrollarse, y el fichaje de Eric García que no es seguro que se pueda acometer en enero, al Barça no le queda otra que cuidar, proteger y tratar de recuperar al único central disponible de la primera plantilla.