Se acabó, por fin. Se termina la campaña más larga de unas elecciones a la presidencia del Barça. Elecciones marcadas por una pandemia, por una inestabilidad política, social y económica que afecta a todos por igual, y también, marcada por la detención del último presidente. La situación es anecdótica, cuanto menos.
Joan Laporta, Víctor Font y Toni Freixa. En el fondo de armario, la capa de superhéroe para salvar al Barça de la quiebra total, de la huida del mejor jugador de la historia, de la disolución de su buque insignia: la filosofía Cruyffista. Todo ello sustentado por La Masía, una casa de sueños a la que tendrán que aferrarse para proteger el corazón del club, y para plasmar la convicción que llevan días pregonando. Meses frenéticos llenos de actos, entrevistas, y finalmente, debates. Unos meses de reuniones, incluso entre los apoderados de la institución hasta la fecha, de encuentros con socios, y equipando programas con el máximo rigor barcelonista que se lleva dentro.
Una campaña, puede que sin trigo limpio, también marcada por la guerra que ha confrontado a cada bando, dejándose atrás la opción de que, quizás, el candidato al que apoyen, no salga elegido. Porque aquí es muy fácil predecir qué será lo mejor para el futuro, sin antes analizar lo que hay en el presente, ni conocer lo que hubo en el pasado. Aquí es muy fácil repartir carnets de barcelonista, pedir unidad y celebrar que todo va bien, lo complicado es mantener la compostura cuando algo no gusta, o simplemente, no es lo correcto. Porque se puede criticar constructivamente, con argumentos, pero no desde el odio y el rencor. El culé debe aprender a dar oportunidades, a conocer lo nuevo, conviviendo con lo ya conocido. Al final, a todos nos une un mismo sentimiento, y de todos serán los éxitos, aunque haya quienes intenten categorizar a los aficionados, socios o no socios.
El presidente elegido tendrá que lidiar con un margen de error que para muchos es casi inexistente, porque la situación es crítica, y todos estamos cansados. El presidente elegido tendrá que respetar, honrar y dignificar un escudo manchado por las irregularidades y escándalos que ponen de manifiesto la democracia del club más democrático del mundo. El presidente tendrá que olvidarse de escuchar lo que los jugadores quieren escuchar, de poner el foco en los medios de comunicación, que más de una vez se ha usado para tapar errores latentes. El presidente tendrá que defender a capa y espada sus ideales, sin dejarse llevar, sin entrar en polémicas, sin caer en la trampa. Ni propia, ni del enemigo, que también está cerca.
Estas elecciones son las más importantes de la historia del Barça, todos lo sabemos. Lo que deberíamos tener en cuenta es que la reconstrucción tardará años, volver a competir al máximo nivel, quizás, también. Habrá que valorar qué se hace con el templo, cómo se puede afrontar la deuda y volver a generar ingresos. Habrá que ver cómo marchitan algunas de nuestras leyendas, para intentar dar paso a otras. Y reconocerlos como se merecen, porque nos lo dieron todo, aunque en el fútbol, se olvida pronto. Habrá que volver a dar ejemplo en todas y cada una de las secciones que hacen grande a este club, integrado por deportistas de élite que garantiza la diversidad y equipara la importancia del esfuerzo. Habrá que reinar en Europa, porque en esta evolución, no podemos permitir quedarnos atrás.
Desde ‘Iniestazo’ hemos intentado aprovechar nuestra fuerza y difusión para que los más de 100.000 protagonistas llamados a votar, puedan tener toda la información a mano para elegir lo que ellos han considerado mejor propuesta. Hemos intentado analizar y debatir con la máxima transparencia cada uno de los puntos clave de cada programa. Hemos intentado que los candidatos sean parte de una comunidad en la que todos tienen cabida. Desear suerte al elegido, porque sus éxitos, también serán los nuestros. Paciencia, trabajo y barcelonismo. Tornarem a ser ‘Més que un club’.
Visca el Barça i visca Catalunya