Siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza y el Barça se está encargando de llevarlo a la práctica pese a las adversidades y la situación tan complicada que rodea a algunas jugadoras. Porque si algo ha demostrado este equipo es que sabe reponerse cuando un bache se cruza en su camino. Aunque esta vez el esfuerzo para salir de él tenga que ser mayor.

En ‘El Clásico’ la unión se vio en el abrazo colectivo después de cada gol. En la cadena que hicieron todas las jugadoras para celebrar la victoria. Un triunfo que tenía más significado que nunca. En el apoyo de todas las lesionadas del equipo desde la grada. En el desplazamiento masivo de todos los y las culés que fueron a Madrid para no dejar solo a un equipo que tiene más frentes abiertos -no solo los de dentro del campo- y necesita su respaldo. Más que nunca.

Esos golpes que dio Aitana al escudo del Barça después de su gol iban más allá de una simple celebración. Ese gesto escondía mucho sentimiento por su club y su equipo, ese que también ama Ana Mari y que ha hecho que Keira se sienta orgullosa de poder pertenecer a él a pesar de llevar poco más de dos meses en el Barça.

Aitana besa el escudo en la celebración. Fuente: FC Barcelona
Aitana besa el escudo en la celebración. Fuente: FC Barcelona

Ese resultado fue más que una victoria y todas lo sabían. Por eso celebraban cada gol como si fuese el primero, lo que hacía que las ganas de ganar fueran mayores a medida que iban entrando los remates al fondo de la portería. “Más, más, más”, decía Jonatan después del primero, mientras Pina añadía un “hay tiempo” a este discurso cuando rondaba el minuto 82 de partido. La fuerza generada por las ganas de demostrar que de nada sirve vivir en otra dimensión cuando la realidad es completamente distinta.

Ante las adversidades y las injusticias el equipo se crece, aunque sea en “territorio hostil”. Geyse sacó su fuerza y la fe para luchar cada balón y no dar por perdido ningún duelo. También se encargó de poner la samba brasileña y algo de alegría entre la tensión y el ambiente caldeado que se extendía por las gradas cuando resonaban algunos cánticos que, desde luego, no favorecen a nadie.

La situación se tuerce y coge un rumbo que, desafortunadamente, parece inevitable. La unión siempre hizo la fuerza y los hechos pasados lo han demostrado. Sería bonito que el significado de “El Clásico” no se asociara a una guerra entre dos de los equipos que más renombre y poder tienen para hacer crecer aquello que tanto nos gusta: el fútbol.