Goleadores, botas de oro y amigos. Eso es lo que tienen en común Leo Messi y Luis Suárez, aunque ahora les separe la rivalidad. El argentino se quedó disconforme en septiembre tras ver la marcha del uruguayo casi por la puerta de atrás, recalando en un rival directo y sin recibir beneficio económico ninguno para las arcas del club. Hoy, meses después, se verán las caras para disputarse una Liga en la que la amistad se olvida por momentos.

Polos opuestos. Así ha sido la temporada para ambos. Leo Messi pasó por un momento crítico tras el burofax, y le costó arrancar el curso 20/21. Momentos de duda en los que se le puso en duda el compromiso, pero en el que realmente fallaba su mente, que le impedía maravillar con el fútbol al que nos tenía acostumbrados. Tuvo que aprender a convivir dentro del campo sin el ‘killer’ que le había acompañado durante tantos años, aquel que le hacía el trabajo sucio, el que le arrastraba centrales, el que le buscaba espacios, y con el que mantenía una conexión única y especial.

A Messi le costó arrancar la temporada. Fuente: Getty

Por naturaleza propia, Luis Suárez quizás no iba a rendir como en las anteriores temporadas, y debía dar un paso al costado. Al ‘diez’ del Barça no le quedaba otra que buscar nuevos socios en los que encontrarse: Pedri, Ansu Fati, Griezmann o De Jong. Y poco a poco se fue encontrando. Desde diciembre, no ha dejado de ser el mejor en cada partido. Nada más y nada menos que 36 goles y 14 asistencias en todas las competiciones, teniendo en cuenta de que tres cuartos los ha hecho en este 2021. Una bestia al alcance de pocos que ha permitido al conjunto catalán recortarle 12 puntos al líder, el Atlético de Madrid.

Sin embargo, Luis Suárez comenzó la temporada de pie. Nada más aterrizar en Madrid, gol. Y así, uno tras otro, hasta colocarse como pichichi durante varias jornadas, mientras se lo permitió su mejor amigo. Hizo goles claves para el conjunto colchonero, pero únicamente en competición doméstica. Recordó a los tiempos de David Villa, con un ‘déjà vu’ que aterrorizaba a los culés, porque ya veían otro título más gracias a una gestión impropia de un club de élite, capaz de reforzar a un competidor directo totalmente gratis.

Primer gol de Suárez con el Atlético de Madrid. Fuente: Getty

Hasta febrero fue ese jugador picaresco que siempre aparecía en el área, el que aprovechaba cada rebote, el que se posicionaba mejor que nadie para el remate. Con la explosión de su amigo argentino, llegó el apagón del uruguayo, que solo ha sido capaz de marcar tres goles en los últimos 11 encuentros disputados, habiéndose perdido algunos partidos por lesión. En total, son 19 goles a falta de cuatro jornadas, unos números parecidos a los que conseguía con la camiseta del Barça, pero con otro significado.

De nada importan los números si ninguno acaba campeón, por ello el morbo está servido. No pudieron verse las caras en el partido de ida, en el que el conjunto colchonero salió victorioso gracias a un gol de Carrasco. La situación hoy es totalmente diferente, y si a Messi se le da bien el Atleti, puede ser que a Suárez se le de bien el Barça. Lo que está claro es que lo que unió el fútbol, no lo separará nadie.

Una amistad que durará toda la vida. Fuente: Getty