El Barça volvía a competición europea tras el batacazo de Lisboa. Envueltos en un proceso democrático como la moción de censura y con el ambiente enrarecido por los últimos pinchazos en Liga, algunos jugadores ocupaban tareas pendientes de cara al futuro a la vez rendían en el campo. Posterior al duelo contra el Ferencvaros, el club anunció cuatro renovaciones de golpe, lo que sorprendió a gran parte de la afición.

En las últimas semanas se había filtrado la rebaja salarial que se le aplicaría a la plantilla por la grave situación económica de la institución. Esta, se convertiría en la segunda del año, tras la inesperada aparición del COVID-19. Después del fracaso europeo y las continuas discrepancias entre jugadores y directiva, con una campaña de desprestigio de por medio, y del culebrón del verano con la salida de futbolistas emblemas y la intención de Messi de abandonar el club de su vida, la junta de Josep María Bartomeu quedó muy debilitada. La reunión pactada incluía al resto de trabajadores no futbolistas, a los que, desde el vestuario, llegaban voces de que no se les tocara el sueldo, sino que únicamente se negociara con ellos.

Ter Stegen llevaba meses hablando para su renovación. El portero titular y uno de los mejores del mundo está adaptado como nunca a su vida en Barcelona. El alemán quería ser uno de los mejores pagados, por su rendimiento y rol dentro del vestuario, y así ha sido, con su ampliación hasta 2025, donde cumplirá una década como culé.

Piqué, que tras la debacle de Lisboa y en caliente dejaba en el aire su presencia esta temporada con la azulgrana, amplía su contrato hasta 2024. Su rendimiento en los últimos años no se puede discutir, pero su ciclo en el Barça se alarga a la espera de que Araujo y Eric García (fichará en enero) den el salto a la titularidad. Además de todo ello, Piqué también se unió al clan de los que mantenía diferencias con la directiva, lo cual se entiende menos.

Lenglet amplía hasta 2026 su ficha. Dos temporadas le han servido para ganarse el reconocimiento de los culés. Su gran rendimiento ha hecho que Bartomeu le ate como culé hasta más allá de los 30 años, aunque, sin duda, una precipitación que puede traer cola, teniendo en cuenta la experiencia con Umtiti. Quizás apurar un año más hubiera sido necesario para dar el paso a la mejora de contrato.

De Jong también estará hasta 2026. Nadie duda de que su futuro está en Can Barça, pero muchos no entienden cómo se ha acordado esta mejora con sólo una temporada jugada, además de no haber rendido como se esperaba. Desde luego, incomprensible.

En plenas negociaciones, la directiva apura para cuadrar cuentas y dejar el club con las menos pérdidas posibles. Estos movimientos se entienden como “lo que te quite ahora, te lo daremos después”, pero en este caso, le tocará a la siguiente junta asumir los cargos extras. Pan de hoy, hambre para mañana.