Una situación inimaginable antes del infame parón de selecciones ha llegado. Xavi, con un primer equipo copando la enfermería de la ciudad deportiva, se verá abocado a contar con Gerard Piqué en la defensa de cara a la montaña rusa futbolística de octubre.
Los primeros en caer fueron los centrales titulares del Barça, Araujo y Koundé, con sus respectivos combinados nacionales. Ronald ha pasado por quirófano en Finlandia para aspirar a una mejor recuperación, que probablemente hará que se pierda el Mundial, tras sufrir una avulsión del tendón del aductor largo del muslo derecho en los primeros 30 segundos de un amistoso. Por otro lado, la lesión de Jules, en el encuentro de Francia contra Austria, se halla en el bíceps femoral del muslo izquierdo y no volverá hasta el partido contra el Celta en el mejor de los casos, como mínimo.
Además de las lesiones de los holandeses De Jong y Memphis, Héctor Bellerín se ha sumado estos días a la enfermería en la zaga culé, con una rotura en el sóleo durante un entrenamiento que le mantendrá fuera de la competición todo el mes. Así, el virus FIFA de las pasadas semanas llevará a los blaugranas al límite en este desafío, una prueba de fuego que demostrará el alcance real del nivel de los integrantes del vestuario esta temporada.
Piqué, que hasta ahora se había mantenido en un segundo plano junto a Jordi Alba todo lo que va de temporada (“¡no juego ni a la petanca!”), saldrá del banquillo y deberá demostrar que, a sus 35 años y entre rumores de retirada y un huracán en lo personal, continúa siendo digno de ocupar una plaza en una plantilla de primer nivel como la del Barça.
Hasta la vuelta de este parón, el capitán solo ha jugado el partido entero en la victoria contra el Cádiz, y la mitad del encuentro de Champions contra el Viktoria Plzen. Por otro lado, en los últimos días se han avivado los comentarios sobre su posible marcha al Atlético de Madrid en el mercado de invierno, vista la poca importancia concedida por Xavi y su incompatibilidad con una hipotética vuelta a casa de Leo Messi.
En todo caso, la alta exigencia de las semanas que están por venir dictará sentencia: una gran actuación defensiva le reconciliará con un buen sector de la afición, demostrando que su compromiso con el Barcelona se mantiene intachable. En la otra cara de la moneda, una débil diligencia apunta a condenar su futuro en el club.
Geri, confiamos en ti. Es la hora de recordarles a muchos por qué eres uno de los mejores centrales de nuestra historia. Que empiece el baile.