Un canterano del FC Barcelona ya no aspira a jugar en el primer equipo. Un canterano del FC Barcelona aspira a debutar con el primer equipo y seducir a algún equipo de Segunda. O de Primera. Que también existen casos tan vigentes como el de Juan Miranda.

Es cierto que la división ya depende de tu nivel, pero lo que está meridiano es que jugar junto a Messi es una fantasiosa e imaginaria utopía. Es algo con lo que los pequeños culés ya no sueñan -de verdad-, y eso es lo peor que puedes hacerle a un niño: quitarle el derecho a soñar. Por desgracia, las cosas han cambiado y mucho en Can Barça. Ahora lo que los canteranos culés llaman techo, la gente que viene de fuera lo llama suelo. Y lamentablemente esta tendencia se ha convertido en una tónica habitual en muchos de los clubes que componen nuestra liga. Lo exótico pone y no es para menos viendo el atrevimiento con el que se desenvuelve Pedri, sin ir más lejos.

Ávidos de oportunidades, los Konrad, Álex Collado o Ilaix Moriba quieren ser vistos en el fútbol profesional. Quieren gustar y gustarse. Lo que hacen en 2B, muchos ya son capaces de mostrarlo en altitudes más elevadas. Véase como ejemplo de ello el caso de ‘Monchu’, quien ha optado por partir a Girona en pos de explotar todo su fútbol. Bien cerquita, para que no se olviden de él.

Monchu, el tercer debutante de la temporada
Monchu debutando contra el Nápoles en UCL. Fuente: FCB

A veces es lo que pasa: te ceden y se olvidan de ti. Caes en las feroces fauces del pasado y el rodillo de la inmediatez acaba absorbiendo tu futuro. Por eso mismo también es importante para los jugadores de pretensiones ambiciosas jugar en La Masía. Entiendo la cantera culé como un escaparate de lujo para ellos. Imaginemos que los jugadores son juguetes y que los directores deportivos son niños. ¿Tenéis la imagen? Pues eso es actualmente el Barça en sus categorías inferiores. Y sí, lo sé, suena considerablemente faltoso, pero no nos engañemos, pues las posibilidades de asentarse en el equipo de Koeman viniendo del filial son ínfimas. Al fin y al cabo, esto es como el tema de las universidades: no es lo mismo licenciarte en Harvard o en la UPV, como no es lo mismo vestir la blaugrana del Barça o la del Eibar, dicho desde el respeto.

En los últimos tiempos hemos presenciado cómo se ha optado por fichajes ‘random’ que ya se sabía que no iban a cuajar, simplemente con intereses económicos. También, rechazar a jugadores a los que viste crecer, como Kubo, y que precisamente tuvieron que marchar por no saber actuar legalmente con los más pequeños. Todo se ha descuidado hasta tal punto que muchas de las perlas no ven un futuro con la azulgrana.

El club llegó a tener en el podium del máximo galardón individual a tres canteranos. Hoy, lucha porque el mejor de aquella camada, no se vaya. Recuperar la grandeza o morir. Triste, pero cierto: benvinguts a la Masía.