El de Xavi, el dorsal 6. Es el número que ha elegido lucir a su espalda el canterano Riqui Puig de cara a esta nueva temporada, y supone toda una declaración de intenciones. Por su historia, por su significado y por lo que el de Matadepera experimentó el curso pasado a las órdenes de Koeman, siendo un habitual del banquillo y sin apenar contar con minutos para el técnico holandés. Esta nueva temporada, su segunda en el primer equipo, está decidido a seguir sumando minutos de calidad en el centro del campo: ganas de jugar y triunfar en Can Barça no le faltan, pero todavía no disfruta de continuidad ni de oportunidades.


Puig debutó en LaLiga el 13 de abril de 2019 contra el Huesca, y disputó un total de 579 minutos la siguiente temporada. En la 20-21 la suma ascendió ligeramente a 593, habiendo sido durante su trayectoria titular en 10 partidos y acabando únicamente tres de ellos. Así, el canterano, que tiene 22 años recién cumplidos y llegó al club hace 7, ha participado hasta el día de hoy en 39 partidos oficiales con la camiseta azulgrana, consiguiendo un gol y tres asistencias. Mantiene contrato hasta 2023, y su objetivo de cara a la nueva campaña se basa en reafirmarse y conseguir ocupar una plaza en el once titular, o por lo menos, superar las marcas de la temporada pasada, en la que solamente tenía la ocasión de jugar en el descuento de algunos partidos como mero revulsivo. Situación del todo insuficiente para demostrar el potencial y la valía de un futbolista. Aun así, a Puig le bastaban para exhibir su ambición, su esfuerzo y su capacidad de sacudir encuentros con su entrada.

Contra viento y marea

Al inicio de este mercado, Koeman ya le insinuó que de momento no contaba para él y que se fuese buscando minutos y experiencia fuera del Camp Nou. Incluso llegó a declarar en rueda de prensa que “si Riqui no juega es por algo”. Ofertas jugosas no le faltaron. Pese a ese consejo, el futbolista manifestó su deseo firme de continuar, rechazando irse no solo ahora, sino también durante el pasado periodo estival y en el mercado de invierno. La salida del equipo de su vida nunca le ha supuesto una opción, algo aun más descartado cuando Joan Laporta llegó a la presidencia y le transmitió su plena confianza.

El equipo celebra junto a Puig su golazo en el Gamper / Fuente: Getty Images


La pretemporada, pese a estas premisas de parte del entrenador, fue ilusionante para Riqui. Algunos pesos pesados del vestuario como Piqué, Jordi Alba o Griezmann le han acogido bajo su ala, y Koeman, contradiciendo su descorazonador aviso, lo colocó como titular ante el Gimnàstic y el Girona. Perdió terreno en el resto de encuentros a favor de otros canteranos como Gavi y Nico González, que provocaron que Puig fuese condenado al banquillo. Transformó este revés en días de gracia, saliendo al campo a jugar como siempre, como un niño con zapatos nuevos, siempre con la sonrisa puesta. Se mostró mucho más eléctrico que en el pasado de cara a la portería, viendo puerta con un gol ante el Stuttgart y otro contra la Juventus de Ronaldo en el Gamper, en el que dejó su inconfundible sello en forma de mejor gol de la pretemporada.


Brillando así, todo se le ponía de cara al jugador, dado que el esquema escogido por el técnico holandés, el 4-3-3, favorece el juego de Puig y es el que más se ajusta a su estilo, al haber crecido en la Masía con dicho planteamiento. Además, las buscadas ventas de Pjanic y Umtiti, y la posible marcha de Coutinho, han hecho que Riqui haya ido subiendo posiciones entre las opciones de Koeman. Pedri, De Jong y el capitán Busi se mantienen como indiscutibles en el dominio del campo, lo que deja al de Matadepera compitiendo con Sergi Roberto por un hueco en la rotación.

Nuevas opciones para Koeman

Sin embargo, la irrupción estelar de Gavi y Nico en el mapa vuelve a dificultar las cosas para Riqui, y el debut liguero del domingo demuestra que la situación se le ha vuelto a poner cuesta arriba en este sentido. Nico fue el afortunado elegido de Koeman ante la Real Sociedad para sustituir a los desgastados De Jong y Busquets, pudiendo disputar algunos minutos junto a Sergi Roberto, que también ganó la partida a Puig. González exhibió precisión, seguridad y garra para defender la victoria en el tramo final como pivote. Incluso Gavi y Demir calentaron, toda una declaración de intenciones del técnico que presagia que serán los siguientes en debutar y disfrutar de su oportunidad. Un movimiento de piezas de dominó que condenó a Riqui a ni siquiera levantarse del banquillo y a Collado, a la grada.

Riqui Puig, en el banquillo con Sergi Roberto ante la Real Sociedad / Fuente: Getty Images


Si una cosa está clara es que, aunque a priori no cuente para Koeman, Riqui quiere seguir persistiendo hasta encontrar su sitio y demostrar su utilidad. Convencer al holandés va a ser el gran reto, con unos titulares muy titulares y unos jóvenes que vienen con toda la artillería pesada.


El que la sigue la consigue y el que persevera, alcanza. A Riqui Puig no le faltan insistencia, ilusión ni amor por este club. Vamos Riqui, pelea, sigue persiguiendo tu objetivo. Los culés también queremos verte cumplir este sueño.