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El Barça apisona a su rival más directo y se reafirma en la segunda plaza (84-57)

Los aficionados coparon este miércoles el Palau, con una buena dosis de italianos entre los asistentes, para presenciar el autentico duelo de titanes entre el Barça y el Virtus Bolonia. Los culés se podían doctorar en Euroliga contra su rival más directo, asegurando la segunda plaza y tomando ventaja respecto a los italianos. Ambos conjuntos, empatados a todo antes del duelo, respiraban la tensión latente de un pabellón muy expectante.

Fallaba Laprovittola el triple para comenzar, error que enmendaba Vesely adelantando a los blaugranas. Realizaron una muy buena defensa en las dos acciones en contra entre medias, puliendo el aspecto que les sangró el domingo contra Palencia. Enfrente, un Virtus potente dispuesto a no perdonar ninguna, y que se puso por delante con relativa facilidad (3-8) durante los primeros tres minutos. El Palau comenzó a empujar a los suyos mientras los italianos silbaban, un ambiente irrespirable y sofocante digno de las noches grandes de baloncesto.

El espectáculo sobre el parqué estuvo a la altura de la grada. Apareció Satoransky y acertó Lapro -ahora sí- desde la línea de triple, interrumpiendo momentos de mucha incisión de los italianos. Parker se mostró providencial en defensa y Kalinic, el que no erra, recortaba distancias hasta un punto (10-11).

Llegado el punto de inflexión del Barça, los de Grimau (y sobre todo, un Willy estratosférico) cambiaron el rumbo del encuentro. Hernangómez devolvió por fin el luminoso a favor (16-15) de los locales y clausuró el primer cuarto con un esperanzador 20-17 tras haber estado rezagados. El madrileño, que se notaba en uno de esos días en los que puede marcar diferencias, empujaba de nuevo un balón muerto en el aro para irse a los cinco puntos de holgura. Tirando de superioridad física sobre la pista y de pillaje ‘made in NBA’, clave en este tipo de encuentros de alto voltaje, se vio taponando en su canasta y recogiendo un rebote seis segundos después en la contraria. Da Silva, al que últimamente se notaba algo falto de confianza, facilitó los dos puntos.

Los blaugranas sufrieron una breve ‘pájara’ defensiva en jugadas consecutivas en las que procedieron a fallar tres rebotes seguidos en la misma acción. Rokas mantuvo la distancia a siete puntos, y el Bolonia se notaba mucho más fuera de lugar habiendo perdido la capacidad de hacer daño. Trataron de aplicar una presión muy alta para cortar el crecimiento local, especialmente a raíz de un doble fallo de Rokas -desde el triple y luego en el rebote defensivo- con el que se pusieron a cinco puntos.

Pero Vesely salió a la pista, sacó la garra a pasear y dio un puñetazo de nuevo sobre la mesa del encuentro sacando una falta en la que se negaba a dar el balón por perdido. Reflejo de la confianza sobre el parqué estaba en la actitud de Grimau, que se reía recogiendo del suelo al checo con camaradería y alentaba a los suyos. Y fue el turno de Laprovittola de ponerse a enchufar un triple tras otro para irse al descanso con un 41-27 y una preciosa jugada ensayada entre el argentino y Jan asistiendo con el mate.

El Barça comenzó arrollador el tercer curto, sin querer fiarse de un pelo de un rival como el italiano. Las apisonadoras Vesely y Nico enmarcaron los 50 puntos en el luminoso (a 19), pero los blaugranas se fueron desinflando y confiando a ambos lados del parqué en los minutos finales. Aún así, entraron en el último con un tranquilo 61-44 y la sensación de haber hecho muy bien los deberes hasta ese punto.

Un triple de Brizuela inauguró los diez minutos finales en los que el Virtus Bolonia se dejó morir, lejos de acercarse siquiera a la orilla. Los culés, que podrían haber hecho mucha más sangre del ciervo herido, se mantuvieron relajados pero firmes para cerrar la victoria de mayor mérito tras la del Madrid (84-57).