Planteamiento, nudo y desenlace. El Ibiza – Barça B fue una representación paradigmática de la estructura de la novela clásica, con un giro de guion que dejó a los de García Pimienta sin los tres o, al menos, un punto. Se vivió en Can Misses una película de las que no gustan, donde Goliat termina por derrotar a David.
El dominador absoluto del grupo tercero, la UD Ibiza, enfrentaba al Barça B en su fortín insular tras haber encajado apenas 5 goles en los 18 partidos de la primera fase. Su derrota ante el Andorra en la primera jornada hacía pensar que el filial podría competir, y desde luego el “B” no faltó a la cita, aunque el monstruo acechaba desde el primer instante al héroe.
El Ibiza intimidó, fue intenso y avisó al rival de que el encuentro sería duro. El Barça, osado, no se achicó, y le plantó cara como en las míticas batallas. Con solidaridad, como los 300, pero con un capitán inesperado: Nico González. El joven centrocampista, “ese chico rubio” para Koeman, mantuvo la calma en todo momento. Supo tranquilizar tanto a sus compañeros como el juego del equipo, pero siempre hay algún rebelde en las filas.
Rey Manaj, máximo goleador del filial azulgrana, consiguió rematar un córner, con la mala fortuna de que lo hizo en su propia meta. Un despeje que en la otra área hubiese sido un remate sublime se convirtió en la primera desventaja del encuentro. Aun así, más allá del marcador, el gol sirvió más para despertar al equipo que para perjudicarlo.
La falta de elaboración se convirtió en calma, la precipitación se convirtió en toque y Nico creció en el partido como un general ante la decisiva batalla. El Barça B empezó a presionar bien, a recuperar en campo rival y a mostrar una intensidad que parecía haber ahogado en su costa el equipo insular. El Ibiza le vio las orejas al lobo, reculó y ese gesto fue su condena.
Una gran acción combinativa en transición ofensiva, que Konrad cedió para Peque, terminó con un recorte magistral del juvenil y un balón que fue a la escuadra como la honda en el ojo del gigante. El soldado raso, el tapado, era quien ejecutaba de nuevo para su equipo. Sin duda, Gerard Fernández está pidiendo a gritos un par de medallas al mérito.
Cuando los gigantes vieron venir el problema cerraron filas, y los últimos minutos del primer tiempo fueron demostración del potencial blaugrana. Incluso los espectadores en Can Misses sintieron el miedo, hasta el punto de adornar con silbidos las largas posesiones del equipo de García Pimienta.
Desafortunadamente, el desenlace fue distinto, y se empezó a gestar en la igualdad de fuerzas. El dominio que el “B” impuso a partir del gol se diluyó en la segunda mitad, y la alternancia sin ocasiones generó una situación muy cómoda para los favoritos. El Barça no volvió a hacer sufrir al rival, y la heroica se vio truncada por la pragmática.
Ni Jandro Orellana, que entró en sustitución de un dañado Matheus, ni Alex Balde, que intentó dinamitar la banda que había minado Peque, consiguieron afianzar el dominio de los pequeños, y el Ibiza terminó imponiendo su ley con un mazazo apenas 10 minutos antes del pitido final en otra jugada a balón parado. Tras un rechace tibio de los de “Pimi” en un córner, los locales propinaron el golpe definitivo a unos héroes que no consiguieron imponerse a las circunstancias y toparon con la solidez de un firme candidato a ganar la guerra.
Traspiés del Barça B, que cae 1-2 en las Islas Baleares y se coloca tercero con un triple empate junto con Nàstic y Andorra. Deberán recomponerse para la maratón del mes de abril, donde los designios del filial serán esclarecidos.