El último y más decisivo Clásico de la temporada. Barça y Madrid se jugaban el pase a la final de la Copa del Rey en un Spotify Camp Nou que reunió a 94.902 en Semana Santa. Los de Xavi Hernández partían con ventaja tras el 0-1 de la ida, pero con bajas muy importantes que ya de entrada igualaban la eliminatoria. Tras un primer tiempo parejo, con incluso superioridad azulgrana clara por momentos, el Madrid remontó en la segunda, en el peor partido de “La Nueva Era”. Todo salió mal y lo que pudo salir bien, salió peor.
El Barça partió de entrada con Ter Stegen en portería; Araujo, Kounde, Marcos Alonso y Balde en la defensa; Sergio, Kessie, Sergi Roberto y Gavi en el centro del campo; Lewandowski y Raphinha en la delantera.
Por parte del Real Madrid, Carlo Ancelotti varió de sistema respecto a los anteriores Clásicos y apostó por Courtois bajo palos; Carvajal, Alaba, Militao y Camavinga en la defensa; Kroos, Modric y Valverde en el centro del campo; Rodrygo, Benzema y Vinicius en la delantera.
El partido comenzó caldeado con un Barça muy intenso en la presión, instalado constantemente en campo rival y buscando profundidad por ambos costados del ataque. A los dos minutos de partido llegó la primera ocasión local; una incursión de Balde dentro del área, que no consiguió conectar con ninguno de los rematadores. En la segunda jugada, se pidió penalti por manos de Alaba tras un centro raso de Gavi; el balón impactó en el brazo del defensa austriaco, pero Martínez Munuera decidió no pitar nada.
Avanzaron los minutos sin aproximaciones al área por parte de ninguno de los dos equipos, pero con un Barça que se adueñó del centro del campo. Sin Frenkie De Jong ni Pedri, emergió una versión superlativa de Franck Kessie, el costamarfileño se hartó de superar líneas de presión y recuperar balones, siendo el mejor azulgrana en la primera parte. Con Busquets y Roberto en el doble pivote, Gavi asumió gran parte de la producción ofensiva del equipo, conectando permanentemente con Balde, que se colaba por la banda de Carvajal sin oposición. Raphinha destacó poco, sorprendido por un Camavinga muy sólido en defensa.
El Real Madrid tuvo la más calara llegando al 10’ de partido. Araujo evitó milagrosamente el gol de Vinicius, que remató a bocajarro un centro de Rodrygo. La más clara de los blancos en la primera parte, que, por el resto, tuvieron fases cortas de dominio sin peligrosidad.
Se engancharon Gavi y Vinicius en una discusión provocada por el brasileño, que golpeó de un manotazo y sin motivo al canterano del Barça; Munuera amonestó a ambos. También recibió la amarilla Sergi Roberto por cortar un contrataque.
Antes de llegar al descanso, el Barça tuvo su oportunidad más clara con un remate de Lewandowski, que salvó Courtois. Pudo ser el 1-0, pero en la acción consecutiva el Madrid dio el primer golpe de la noche. Rodrygo superó a Marcos Alonso en carrera y tras un contraataque inapelable Vinicius marcaría el primero.
El escenario empeoró todavía más en el inicio del segundo tiempo. Benzema marcó el segundo con un remate franco des de la frontal, completamente libre de marca. El Barça buscó reaccionar, Balde y Raphinha lo probaron sin acierto de cara a portería. El que más cerca estuvo fue Araujo, irrumpiendo en el área tras una jugada maradoniana después de superar hasta tres rivales; su remate se marchó ligeramente desviado.
Benzema celebrando el gol de la remontada | Getty Images
Pero de nuevo, la moneda cayó del costado blanco. Cuando parecía que el Barça se recuperaba emocionalmente del segundo gol, Kessie cometió un calro penalti sobre Vinicius, que Benzema aprovechó para marcar el tercero. No hubo color en el resto de segunda parte. Ansu y Ferran entraron en busca del resurgir, pero el equipo estaba muerto, incapaz de sacar ni siquiera el orgullo. Benzema, otra vez, puso la puntilla. El cuarto gol del francés vació las gradas del Estadio.
El Real Madrid jugará la final de Copa del Rey contra Osasuna el próximo 6 de mayo en la Cartuja de Sevilla. Noche durísima para un Barça al que solo le queda pensar en la Liga, que tiene a tiro a falta de 11 jornadas.