El hervidero de gente a las afueras del Palau ya ponía sobre aviso de que sería una noche diferente, una noche especial, una noche memorable, con Audie Norris posando con chiquillos y la plantilla de balonmano, con Dika Mem a la cabeza, esperando para acceder como todo hijo de vecino. No porque el Barça volviera a jugar en casa después de casi un mes, que también. No porque fuese viernes de esos que nos gustan tanto, de Euroliga, ni porque enfrente estuviera el cuarto clasificado, el Mónaco de un todopoderoso y carismático Mike James que tenía a tiro convertirse en el máximo anotador histórico de la competición europea.

No, Barcelona estaba inquieta, ilusionada y expectante por ver la sonrisa de cierto base de El Masnou sobre el parqué del viejo pabellón. Ricky Rubio aparecía por primera vez en la convocatoria blaugrana desde que se anunciase su marcha definitiva de la NBA y su regreso a la ciudad hace unas semanas, sin otro compromiso que probar sus sensaciones y poder entrenarse con un grupo en el que sentirse en casa. Y el vestuario culé, con sus excompañeros Grimau y Navarro a la cabeza, pasaron la prueba con honores consiguiendo que Ricky volviera a enfundarse el 9 blaugrana 13 años después.

El base se llevó una ovación histórica del Palau mientras señalaba al cielo. Fuente: FCBBasket

Y redebutar en el mejor escenario posible, ante su gente completamente entregada, aunque durante la previa del jueves el técnico aún no prometiese darle minutos. Daba igual. Rubio ya acaparaba todas las cámaras calentando, acaparó la ovación ensordecedora de la grada con el RICKY, RICKY, RICKYYYYY RUBIO del ‘speaker’ en las presentaciones -el jugador se señaló el corazón y el cielo por primera vez de tantas durante la noche- y puso la piel de gallina y los ojos acuosos a miles de personas, una servidora incluida.

Las primeras imágenes de Rubio a su vuelta como blaugrana. Fuente: FCBBasket

El exigente juego monegasco y la escasa puntería culé, en un exigente partido del que los locales perdieron completamente el control después del primer cuarto, imposibilitó que Grimau le diese más galones al redebutante que un par de rotaciones de 11 minutos en total, en las que Ricky se apañó para firmar cinco puntos, dos rebotes y una asistencia. No sería justo cargarle de mayor responsabilidad ayer, nadie lo quería. Hasta Marc Gasol se había desplazado al Palau -reivindicado por todos tras cierta encuesta de socios- para ver su regreso tras meses de reconocida oscuridad y lucha.

Tras unas semanas acomodándose al juego de Grimau, dispuso de algunos minutos. Fuente: FCBBasket

Una travesía de la que generosamente nos ha hecho cómplices, la misma generosidad con la que se colmó de agradecimientos el lunes durante su presentación y con la que, tras el cansancio de un encuentro pleno de emociones y muy demandante en lo físico, se prestó a intercambiar impresiones ante tropecientos medios en zona mixta a las once de la noche.

Ricky, tus cicatrices y tu proceso de sanación (como bien dices, todavía por completarse) son los nuestros y tu sonrisa es compartida. El mismo baloncesto, mucho más que un deporte con un balón y dos canastas en juego, dio ayer un paso a un lado para, como diría El Canto del Loco, volver(te) a disfrutar. Ya lo estamos haciendo, aunque lo importante de verdad es que tú también lo hagas.