Recibe, encara y dispara. Gol. Acto seguido, cabeza gacha y gesto serio hasta el primer choque de manos con sus compañeros. Así fue como Arthur Melo celebró el tanto que significaba el 1-2 en El Sadar: frío, sin entusiasmo y reivindicativo. El centrocampista brasileño no había participado en las dos primeras jornadas ligueras por motivos que aún se desconocen y, para rematarlo, no partió de inicio ante Osasuna. Fuese por el motivo que fuese, la suplencia no pareció sentarle muy bien y no tardó en demostrar que está para mucho más.

Se le notaba molesto desde que se ató las botas. Entró al campo activo y con ganas de demostrar, dominante, sin abandonar nunca ese rostro ceñudo. Aceleró jugadas, juntó al equipo y lo movió a su antojo. También dejó genialidades, como el pase a Carles Pérez que a punto estuvo de significar el 3-2. Como siempre, abanderando su juego con esa cobertura de balón que hace parecer imposible robárselo. Y es que Arthur Melo es eso, un jugador diferente y con categoría para ser baluarte en el centro del campo del Barça. Alguien capaz de cambiar la cara de once jugadores con su sola presencia.

Arthur Melo
Arthur no celebró con mucho entusiasmo su gol ante Osasuna | Fuente: Marca

Habían sido semanas duras. De dudas y alguna que otra crítica fuera de lugar. Lo cierto es que se incorporó tarde a la pretemporada a causa de la conquista de la Copa América con su selección. Sin embargo, otro jugador, Suárez, también había llegado tarde, menos que él, cierto, pero su irrupción en el once fue inmediata.

La verdad es que estos tiempos tan largos que se toman para que Arthur figure en la formación titular no son nuevos. Ya la temporada pasada le costó entrar en el once. Por entonces, la excusa fue que era un chico joven, con su primera experiencia en Europa, pero lo cierto es que cada vez que jugabaa, tan siquiera unos minutos, demostraba que ya estaba capacitado.

Arthur Melo
Arthur dio un recital ante el Real Madrid la temporada pasada | Fuente: Marca

Terminó imponiéndose, pero llegaron las lesiones y, tras cada una de ellas, se repitió el ciclo. Se le acusó de estar pasado de peso, de ser poco profesional e incluso de no tener nivel, de haber jugado aquellos encuentros por encima de su rendimiento real. Lo cierto es que, cuando está en buena forma, va a exhibición por partido. Con él, el Barça es más Barça. Junta al equipo, hace que se asocie más y la pierda menos y tiene una facilidad para plantar a sus compañeros en campo contrario que no tiene ningún otro centrocampista del equipo.

Al contrario de lo que supuestamente dicta su báscula cada vez que pasa 15 días en la enfermería, Arthur Melo debe ganar peso y ser piedra angular en el proyecto 2019/2020. Cuando llegó, se hablaba de que tenía potencial para ser referencia durante una década. Un año después, me atrevo a decir que aquellos gurús del fútbol sudamericano no solamente no andaban desencaminados, sino que, en mi opinión, dieron totalmente en el clavo. El potencial está ahí, solo falta explotarlo. ¿Cómo? Galones, responsabilidad y minutos. Desde ya.