Después de varias horas a desvelo, parece que todo llega a su fin, o simplemente se aplaza. Ya podía haberse producido este nuevo circo mediático un lunes, y que se nos hubiera hecho más entretenida la rutina semanal. Ahora ya no queda tiempo para disfrutar el segundo fin de semana del año. El aficionado culé debe sentirse avergonzado -como de costumbre- en las formas. Las formas para fichar, las formas para ocultar números, las formas para tapar lesiones, y las formas para algo tan simple y necesario como informar.

Esto viene de lejos. Los 18 millones que costó Neymar; el curioso fichaje de Douglas antes que la inversión en promesas como Asensio; los plazos de recuperación de las lesiones de Dembélé; o sin ir más lejos, el estado de Arthur, que pasado dos meses, aún no se sabe lo que tiene. Aunque el ejemplo más claro es el de Abidal, uno de los integrantes del barco de Laporta en 2015 que ahora defiende a los que un día le despreciaron. A los que tenemos experiencia en el gremio, no nos la cuelan. Medios subordinados a la directiva, otros a los jugadores, y periodistas que buscan su minuto de gloria. Todo ello con sus fieles espectadores, refrescando Twitter para ver si de una vez por todas, se anuncia algo de manera oficial. Los intereses mandan, y las elecciones se acercan. Nuevos proyectos sobre la mesa, negociaciones con leyendas que agrandaron la historia del club e hicieron eterno el nombre, y resquemor con lo que aún tenemos. Para colmo, el requisito sacado de la manga es que todo debe pasar por los pesos pesados, por si se equivocan. Había que hacer un esfuerzo por Neymar para contentar a Messi, decían. Lo que no nos contaban era que el presupuesto para fichajes ya estaba acabado, y que las cuentas no hubieran cuadrado. Se hizo todo lo posible, se perdió mucho más que nuestra esencia y dignidad, y por si fuera poco, lo retransmitían en directo, en formato Deluxe. Les faltaba hacer de pago el show.

 El nuevo episodio viene cargado de emociones. La papeleta ahora es Xavi, casualmente la segunda figura junto a Puyol que rechaza a los actuales dirigentes, y sin olvidarnos de Valdés. Cómo no te va a motivar coger las riendas de este equipo, seamos serios. Pero claro, ellos, como toda persona con lógica, no van a dar un paso adelante para volver a dar dos hacia atrás. Ellos saben que volverán cuando quieran, que podrán entrar por la puerta y ser recibidos con una alfombra roja, pero no a cualquier precio. No para ser usados como baza electoral, ni para contentar al personal. Nos venderán un ”se intentó todo” mientras nos piden calma y unidad, y la culpa como los balones, fuera. Ese mismo esfuerzo debió traducirse en un despido tras Roma o Anfield por hacer mal tu trabajo. ¿Os imagináis la cara de Valverde convirtiéndose en uno de los poemas de Federico García Lorca? Pues yo sí, y casi que me está dando lástima verle en mitad del barullo, aunque bueno, carecer de personalidad es lo que tiene. Él seguirá y cobrará hasta el último euro de su contrato igualmente. Estamos entrando en una dinámica de mentiras que están destapando la cara oscura de una institución casi en ruinas. No se pueden hacer las cosas peor. La partida de ajedrez sin rey ni reina, únicamente con peones.

La nueva década comienza tal y como acabó la anterior, siendo objetos de la manipulación y el desprecio vigente del mundo del fútbol gracias a los señores Bartomeu y compañía. La discreción no es vuestro punto fuerte, pero lo de transformar cosas, sí. Bienvenidos al Fútbol Club Chapuzas.