Llegó en la temporada 2017/2018 con la etiqueta de futuro crack mundial, pero las lesiones lo alejaron de la oportunidad de jugar. Ahora, en su mejor temporada como culé y siendo el jugador más importante del ataque del Barça junto a Messi por cuánto genera, Dembélé afronta su sexto clásico con la cuenta de goles por estrenar. El francés ha jugado cinco clásicos con la camiseta del Barça de los cuales ha ganado tres con tres asistencias en el bolsillo y ningún gol. Con el Borussia Dortmund jugó dos veces contra el Madrid, empató ambos y tampoco consiguió marcar: Ousmane Dembélé no le ha marcado nunca al Real Madrid.

Dembélé justo antes de darle una asistencia de gol a Vidal. Fuente: Getty Images

En su primera temporada, se perdió el primer clásico y fue suplente en el segundo que acabó en empate a dos sin disputar ni un minuto. En la siguiente temporada, ganó los tres clásicos. En la tercera, sin Messi, revolucionó El Clásico frenando la banda derecha del Madrid y dio una asistencia a Suárez y otra a Vidal en el partido que acabó con manita en el Camp Nou.

Dembélé celebrando su asistencia a Suárez. Fuente: Getty Images

Unos meses más tarde, volvió a asistir a Suárez en el partido de Copa que ganó el Barça 0-3 donde jugó setenta y cuatro minutos, mientras que en el partido liguero de esa campaña ni anotó ni asistió, pero jugó setenta y ocho minutos: justo el cambio de Solari a Zidane. La temporada pasada las lesiones volvieron a alejar a Dembélé del partido más importante y se perdió los dos clásicos que acabaron en empate en el Camp Nou y en victoria para el Madrid en el Bernabéu.

Esta temporada, en la ida, solo jugó nueve minutos y El Clásico se lo acabó llevando el Madrid en el Camp Nou por 1-3. Desde entonces, el Mosquito no ha dejado de trabajar para mejorar físicamente y ganarse la confianza de Koeman: cambios de actitud, de comportamiento y también de alimentación. Dembélé se ha ganado la confianza del míster que le ha dado la continuidad que necesitaba para él conseguir su confianza en sí mismo. Ya no vemos al Dembélé con miedo a meter el pie, a frenar de golpe, a volver loco al rival regateando y cambiando de ritmo sin parar. Estamos viendo la mejor versión del francés que además le ha llevado de vuelta a la Selección francesa. Ousmane se ha liberado y como consecuencia el equipo se ha llenado de su verticalidad, de su desequilibrio y ahora también de sus goles importantes que dan puntos como contra el Valladolid o que inician una épica remontada como su zapatazo contra el Sevilla.

Dembélé celebrando un gol. Fuente: Getty Images

Este clásico puede ser el partido grande que necesita Dembélé para consagrarse una vez por todas como la estrella de futuro del Barça con un gran presente porque su campaña está siendo muy buena y estamos viendo al francés muy comprometido con y sin balón tirando del equipo en momentos importantes. A eso hay que sumarle que por fin ha conectado con Leo Messi: se entienden mejor que nunca para buscarse entre líneas y que Leo proyecte a Dembélé al espacio. Esta conexión puede ser clave en El Clásico porque los balones interiores y en profundidad de Messi hacia Dembélé jugando de nueve al espacio y a la espalda de la pareja Militao-Nacho pueden decidir el partido.

Dembélé y Messi celebrando un gol juntos. Fuente: Getty Images

El Mosquito tiene el partido ideal por delante para dar un golpe sobre la mesa y confirmar su buena temporada. El francés también le da versatilidad a la toma de decisiones de Koeman porque no es delantero puro, pero con el nuevo esquema está funcionando muy bien ahí y si no funciona ante un posible bloque cerrado del Madrid, puede recolocar al francés en la banda y colocar a Braithwaite por dentro. Si hay un clásico en el que se espera mucho de Dembélé tanto en su influencia en el juego del equipo como en sus goles es en este segundo clásico de la temporada.