Antoine Griezmann sigue sin encontrar su sitio en la ofensiva blaugrana. Así como el Principito de Saint-Exupéry recorría nuevos planetas donde no terminaba de encajar, el ‘7’ sigue rotando en la delantera sin pena ni gloria. Recién empieza la temporada, pero el equipo no puede darse el lujo de esperarlo mucho tiempo .

Debutó el Barça de Koeman en La Liga con un 4-2-3-1 donde el francés arrancaba en banda derecha, pero con libertad para intercambiarse con Messi, que estaba en punta. El galo volvió a mostrarse generoso en defensa, logrando arrastrar a los centrales cuando cruzaba en diagonal hacía el área, pero sigue sin haber rastro del talento individual que lo llevó al Camp Nou. Sin apenas desequilibrio y regate, únicamente logró un remate y 22 pases acertados antes de ser sustituido por Trincão en el 77’.

A pesar de ello, el partido contra el Villareal fue la primera prueba en banda derecha. No hay que olvidar que la temporada pasada el de Mâcon jugó por la izquierda. Es pronto para decir que no tiene hueco en este nuevo sistema, pero no lo es para decir que, al menos por ahora, sigue perdido.

En un año de reconstrucción, el Barça necesitará a Griezmann rindiendo al máximo. El francés tiene que convencer en su segunda temporada y terminar de pulir su conexión con Messi y el resto de la delantera. Sino, podría sumarse a esa lista de fracasos del club blaugrana. Aquella misma de la que Coutinho parece querer escapar.