El Barça vuelve a naufragar en Europa, con polémica arbitral incluida. Los de Xavi fueron de más a menos en el encuentro y no supieron rehacerse al gol que encajaron en el descanso. El árbitro anuló un gol de Pedri por mano y le negó un penalti cantado al conjunto de Xavi. Tras la derrota, la Champions es, de nuevo, un todo o nada para los blaugranas, que tendrán que remar a contracorriente si quieren pasar de fase de grupos.
Los hombres de Xavi salían al partido con toda la presión del mundo. En un grupo complicado, los blaugranas se veían obligados a ganar, en un partido que suponía un duelo directo. Tras la derrota contra el Bayern, los de Xavi no se podían permitir el segundo tropiezo que acabarían sufriendo. Por su parte, el Inter también llegaba al partido con urgencias: son novenos en la Serie A y necesitaban la victoria como el comer.
El Barça saldría al partido mejor de lo que se podría esperar por el resultado y con matices tácticos interesantes: Dembelé abría por derecha y Marcos Alonso por izquierda. En salida, el Barça plantaba una línea de tres en la que se incrustaba Roberto desde la derecha, para activar a los cuatro centrocampistas: Busquets, Pedri, Gavi y Raphinha. El Inter se replegaba en un 5-3-2 y salía al contragolpe con Correa y Lautaro como hombres más adelantados.
Sin embargo, en el minuto 25, el Inter daría un paso adelante y podría entre las cuerdas a los de Xavi, dominadores del partido hasta el momento. Los de Inzaghi anotarían un gol que posteriormente se anularía y provocarían un penalti, también negado por fuera de juego. Pero Eric y Christensen defendiendo hacia delante y un Pedri mayúsculo consiguieron frenar al Inter y, así, pasar el mal trago. Sin embargo, el fútbol no sería justo con Xavi y, en el minuto 46, Çalhanoglu desde la frontal anotaría el 1-0 que adelantaba a los suyos en el partido. Al Barça se le abría un nuevo escenario en el que tendría que remontar. Xavi se veía obligado a mover el árbol.
La segunda mitad comenzó con noticias en la zona de calentamiento, pero no en el césped. Ansu se activaba con cierta intensidad, pero, por el momento, seguirían jugando los mismos once. Por ende, el rendimiento del equipo sería muy similar. Hacia el minuto 15 de la segunda mitad, Xavi decidió invertir las posiciones de Dembelé y Raphinha, para ganar profundidad por izquierda y recuperar la mejor versión del brasileño. Pero los cambios no terminarían ahí: Raphinha y Marcos Alonso se marcharían para dar entrada a Ansu y Balde. Juventud y piernas frescas para darle la vuelta al partido. Y a punto estaría de funcionar.
En el 66, un centro de Dembelé terminaría en rechace para posterior gol de Pedri. Sin embargo, el gol no iba a subir al marcador, por mano de Ansu. A partir de ese momento, el cronómetro pesó en contra del Barça, que veía como, minuto a minuto, se le escapaba la remontada. Centros, resbalones, remates fallidos… Todo para terminar en una mano flagrante dentro del área que el árbitro no pitó. Con las prisas, todo le salió mal al Barcelona, al que le tocó revivir sus fantasmas en Champions, para sumar una nueva derrota, dolorosa y preocupante.